Espacios. Vol. 14 (1) 1993

Hacia una mayor articulación entre el mundo productivo y el educativo: el caso de la formación de recursos humanos de nivel superior en la industria química en Venezuela

Toward a better understanding between the productive and educational world: the case of the development of human resources on the higher levels of the chemistry industry in Venezuela

Carmen García Guadilla *


RESUMEN

Dentro del contexto de la revalorización del conocimiento en las nuevas estrategias de globalización y competitividad, se contrastan algunas características de la oferta de profesionales de la química, con la percepción que tienen representantes de un grupo de empresas del sector químico en Venezuela, encuestados acerca de la formación de recursos humanos de nivel superior en ese sector.

ABSTRACT

Whithin the context of the new knowledge value and the new global competitive strategies, some feature about chemical profession are presented. The analysis is based on a human resources survey applicated in the Venezuelan chemical industry.

Contenido


Introducción

En los momentos actuales se reconoce que en el mercado internacional no son sólo las empresas las que compiten, sino que a través de ellas se confrontan también instituciones, sistemas sociales (productivo, educativo, etc.) de los países en los cuales las empresas funcionan. En este sentido, uno de los sectores que ha pasado a tener una relevancia fundamental en los nuevos procesos de competitividad es el sistema de educación en general y el subsistema de educación superior en particular.

La gran importancia que adquiere el conocimiento, no sólo en la esfera de lo económico -donde la vitalidad de los sistemas productivos y la competitividad internacional dependen cada vez más de innovaciones tecnológicas y del conocimiento concomitante- sino también en todas las otras esferas socio-culturales, está llevando a considerar la sociedad actual como la “sociedad del conocimiento” (Knowledge-based development”).

El rol protagónico del conocimiento se presenta en un contexto de transformación radical, donde todos los aspectos de la vida social están siendo trastocados. Entre estos cambios quizás uno que se está imponiendo con mayor fuerza, al menos por los momentos, es el que tiene que ver con el valor económico del conocimiento.

Las exigencias de la economía por formas más eficientes de producción y transferencia de conocimiento de las instituciones educativas hacia el sector productivo, se dan paralelamente en un contexto en el cual las nuevas tecnologías de la información y la comunicación están produciendo una revolución en las formas de producción y circulación de conocimiento, que está siendo reforzada por la presión de mayor eficiencia cognitiva para contribuir a reforzar el valor económico del conocimiento.

El nuevo valor económico del conocimiento está necesitando que las universidades intervengan de manera más eficiente en los nuevos retos de formación de profesionales así como en la producción de conocimientos que necesitan los sistemas productivos para garantizar a los países respectivos una posición estratégica en la nueva configuración económica de globalización y competitividad. (1)

Estas exigencias implican que las instituciones académicas deben incrementar el énfasis en los nuevos requerimientos de formación de los profesionales, a mismo tiempo que deben establecer relaciones más estrechas con organizaciones no académicas, con el Estado y con el sistema productivo en general. Así lo han comenzado a plantear los países avanzados desde hace varios años. (Véase OCDE 1987, Dertouzos y otros 1989).

También se están dando cambios fundamentales en el área del conocimiento, ya que se están suplantando las viejas estructuras basadas en formas atomizadas y superespecializadas de producción de conocimientos con estructuras más transdisciplinarias e integradas. Por otro lado, el uso intensivo del conocimiento presenta a los países no avanzados nuevas posibilidades para poder lograr desarrollos sustentables. Ya no son solamente la invención y la innovación los procesos que llevan a los países a poder superarse (como fue el caso de la industrialización en Inglaterra, en Alemania y Estados Unidos), sino que ahora se presenta la oportunidad a los países no avanzados de hacerlo a través del aprendizaje, como lo han demostrado los países de la “industrialización tardía” (entre ellos Japón y Corea). (2). La estrategia de estos países ha pasado de la absorción de tecnología por procesos imitativos, a la absorción a través del aprendizaje. Esto quiere decir, que estos países prefieren invertir en la propia capacidad tecnológica y formación de profesionales -aunque ello implique no ver los frutos sino a más largo plazo-, que invertir en asesorías extranjeras incluso en los casos que esta opción sea más barata en el corto plazo.

El conocimiento -que dependerá cada vez más de lo inmaterial, de la inteligencia humana, del saber hacer, de las actitudes, de los comportamientos, de la capacidad de adaptación y de creación- resulta un factor clave para entender las nuevas dinámicas de la economía global y por lo tanto hay que valorarlo, conseguirlo, crearlo y difundirlo, sin menospreciar cualquier esfuerzo.

Esta nueva situación ha llevado a que en las nuevas estrategias de desarrollo a nivel regional de América Latina, el conocimiento y la educación se constituyan en el eje fundamental de las orientaciones económicas. Este es el caso de la última propuesta de CEPAL sobre la Transformación Productiva con Equidad (Véase CEPAL/UNESCO, 1992). El sustento teórico de esta estrategia se basa en una reformulación del modelo neoclásico de crecimiento económico presentada por Lucas (1988). En la formulación de ese autor, se destaca la importancia de las variables endógenas por sobre las exógenas (población y tecnología). Entre las fuentes de variables endógenas -además de las relaciones internacionales y las políticas económicas de los gobiernos- se destaca la importancia del capital humano.

Es en este contexto que está planteado el presente trabajo, el cual tiene como objetivo contrastar algunas características de la oferta de profesionales de la química, con las necesidades de recursos humanos de nivel superior expresadas por representantes de un grupo de empresas del sector químico en Venezuela, encuestados para que opinaran sobre la formación de personal de nivel superior. La muestra cubrió un total de 113 empresas; y la descripción de la misma, así como la información sobre la Encuesta, se encuentra en Testa (1993).

1. Aspectos cuantitaivos globales del sistema de educación superior en Venezuela

Las presiones por cambios en las universidades que en los países más avanzados comenzaron en la década de los ochenta, en América Latina irrumpen de manera desigual, tocando en forma más significativa a los países que primero avanzaron hacia los procesos de globalización (caso de Chile) y en los países que están entrando en estos nuevos contextos a partir de importantes procesos de integración (especialmente el caso de México con el Tratado de Libre Comercio con Canadá y Estados Unidos; el caso de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, con la firma del acuerdo de MERCOSUR). (3) Especialmente las presiones son más fuertes en aquellos países con mayores asimetrías educativas en relación a los países con los cuales se están integrando.

En otros países las presiones se están manifestando de manera bastante desarticulada, comenzando por las industrias estratégicas que están llamadas a tener un rol protagónico en las políticas de competitividad. Este es el caso de la industria química en Venezuela, que es el objeto de nuestra atención en el presente estudio.

En términos cuantitativos -y haciendo un análisis general del sistema de educación superior en Venezuela- se podría decir que -aparentemente- este país cuenta con un legado educativo importante para enfrentar las presiones que probablemente comenzarán a producirse debido a la reestructuración industrial, a los cambios tecnológicos, a las nuevas políticas de competitividad y de globalización de las economías, y, en fin, al nuevo papel del conocimiento en todos estos procesos.

En términos de crecimiento cuantitativo de la matrícula, Venezuela -al igual que un buen grupo de países de América Latina- ha tenido un importante crecimiento, con tasas significativas de escolarización que la han permitido entrar en el llamado “Modelo de Acceso de Masas”. (4)

En efecto, Venezuela tiene una tasa de escolaridad de educación superior de 26.1, la cual -como se puede apreciar en el Cuadro Nº 1- es parecida al promedio de la tasa de escolarización de educación superior de Europa y mayor al promedio de la tasa de escolarización de educación superior de América Latina.

CUADRO Nº 1
Tasas de Escolaridad de Educación Superior a nivel mundial. Año 1987

Región Tasa
América del Norte 63.8
Europa 25.2
América Latina 16.9
Asia 7.3
Africa 4.3

Fuente: García Guadilla, 1991

Para el año 1988, el total de la matrícula del subsistema de educación superior de Venezuela era de 467.374 estudiantes, repartidos en 91 instituciones, de las cuales 28 eran Universidades y el resto Institutos o Colegios de Nivel Superior. De las 91 instituciones, 40 de ellas eran privadas, y por ser de menor tamaño que las públicas, hace que el total de la matrícula en instituciones públicas sea bastante mayor (alrededor de 75% de estudiantes cursan en instituciones de educación superior públicas) (OPSU/CNU, 1989). Por otro lado -y a pesar de los problemas por los que pasan la mayoría de las universidades públicas- todavía se puede decir que algunas de ellas tiene un nivel de calidad aceptable, sobre todo las de mayor excelencia como la Universidad Simón Bolívar y algunas Facultades de la Universidad Central.

En términos de la distribución de los estudiantes en las distintas áreas del conocimiento, se tiene que el 39% pertenecen a las ciencias exactas, otro 39% a las ciencias sociales, y el resto (22%) a las humanidades y educación. (OPSU/CNU, 1989).

En cuanto a la forma que toma el perfil educativo de la fuerza de trabajo en Venezuela se puede señalar que la misma concentra sus proporciones en la media (44%) y primaria (40%), teniendo una proporción de 13% en el nivel superior.

Si se compara la estructura educativa de la fuerza de trabajo de las empresas encuestadas en el sector químico con la estructura educativa a nivel nacional, se observa que la diferencia fundamental es en el nivel superior, ya que la proporción de este nivel en la industria química es el doble (27%) al promedio nacional que es de 13%. Y, por el contrario, las proporciones del nivel medios son menores para la industria química (25%) en comparación con el promedio nacional (44%), manteniéndose más o menos proporcional en el nivel de primaria (alrededor de 40%). (Véase Gráfico 1).

Del 27% de personal con nivel superior de educación que tienen las industrias encuestadas, un 57% corresponde al nivel universitario, un 38% al nivel de técnico superior, y un 5% al nivel de postgrado.

Ahora bien, es precisamente en el nivel superior de educación donde las empresas encuestadas opinan estar teniendo mayor problema en conseguir los profesionales que necesitan, como se señala en el próximo punto.

* Psicóloga graduada en la UCAB, con Maestría en Planificación del Desarrollo (CENDES-UCV) y en Educación Internacional Comparada (Stanford Univ. USA) y Doctorado en Ciencias Sociales de la Educación (Université René Descartes - Paris).

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