Roberto Mario Lovón Canchumani
Examinando mas específicamente los desafíos de la economía brasileña, a finales del siglo XX, se observa que la velocidad de las transformaciones con que avanzaba tal proceso trajo otras implicaciones, con efectos dañosos y perversos sobre quien enfrenta debilidades estructurales.
Como el ambiente de mudanza tecnológica es muy dinámico, hay rápida erosión en los niveles de competitividad, lo que torna la base para entrar en nuevos mercados rápidamente inadecuada, así como también para mantenerse en ellos, se expandir dentro de ellos o se diversificar mas allá de ellos (Canuto, 1996). Esto implica que proyectos de importación de tecnología contribuyan, en ese escenario, apenas temporalmente con las posiciones competitivas en trayectorias de mudanzas tecnológicas aceleradas y continuas.
Conviene resaltar que, al contrario de otros períodos típicos de la historia brasileña, donde la importación de tecnología era condición necesaria y suficiente para el ingreso de la economía nacional en el nuevo padrón industrial (como en el periodo de substitución de importaciones); en el escenario mencionado (final del siglo XX), el gap tecnológico no es superado apenas con la importación de productos estratégicos. Se hace necesario incorporar tecnología, entendida como una mezcla de productos y procesos organizacionales, de manera tal que dote la economía de elementos permanentes de continua incorporación tecnológica, cuyas innovaciones sean la palanca de la tomada de decisiones. E, para tanto, es crucial el montaje de una red institucional que asegure tales objetivos.
Por otra parte, es importante el papel del Estado en el estímulo a los nuevos patrones de eficiencia, que prácticamente inexistieron durante la construcción de la industria brasileña, donde este actuó mas como empresa que como agente de estímulo a la competitividad y a la concurrencia. Una otra función del Estado seria fijar estrategias por medio de la identificación de áreas críticas, reducir riegos y promover/consolidar las trayectorias de la innovaciones a través de la inducción de decisiones de inversiones, financiamientos y del uso del poder de compra de las empresas (Alburquerque, 1996).
Como el proceso de adaptación estructural de la economía a las mudanzas ocurría lentamente y como el establecimiento de estrategias de innovación es complejo y muy interactivo, se tornaba decisivo el carácter estratégico del Estado en el estímulo a tales objetivos. Ejemplo de eso es el volumen creciente de los gastos en I&D en los presupuestos públicos en la mayoría de los países de la OCDE, acompañado de la modificación en las políticas gubernamentales de apoyo al sector industrial. Ambos aspectos confieren al Estado un compromiso explícito con el avanzo tecnológico.
Tales observaciones, a la luz de la conducción de la política económica nacional, de ese periodo, se mostraban muy alejadas de la realidad, pues la falta de compromiso con políticas de apoyo al avanzo tecnológico era demasiadamente explícita. Se debe destacar, entretanto, que la adopción de políticas de desarrollo industrial y tecnológico, por si solo, no es suficiente para la superración de las dificultades estructurales.
Las bases para el desarrollo en el nuevo paradigma deben estar profundamente enraizadas a la empresa nacional, que es, por definición, su principal articuladora. Esto permite concluir que el arreglo institucional en cualquier sistema nacional de innovación está en promover los medios para tal acumulación, facilitando el acceso a las fuentes de nuevas tecnologías e incentivando las empresas a que realicen su propia acumulación tecnológica (Possas, 1995).
Además de la cooperación, es necesario también haber el desarrollo de capacitación dentro de la empresa, pues, donde inexiste ese factor, se establece una imposibilidad de incorporarse los efectos positivos de la cooperación. Por lo tanto, adquirir tecnología y con ella nuevas habilidades, capacitación y acuerdos de cooperación exige integración entre aspectos internos y externos, afín de viabilizar la construcción de una efectiva base de I&D, lo que solo es posible bajo un enfoque sistémico de la acumulación tecnológica. Esto implica afirmar que el uso de las diferentes fuentes de tecnología dependería de la organización de la investigación en la industria y, en otros aspectos sociales y organizacionales, del sistema nacional de innovación.
Para el aumento de la competitividad de la industria brasileña, deberían considerarse un conjunto de medidas que no eran explorados en toda su potencialidad. Esa mala exploración, parecía resultar de la falta de una visión adecuada a la comprensión de la nueva fase de reestructuración de la economía, que implicaba una estricta relación entre competitividad y innovatividad.
Para superación de la fragilidad tecnológica y de la ausencia de la cooperación en el sistema de innovación nacional, seis pontos eran recomendados como macro-directrices, que deben acompañarse de medios e instrumentos criados para tal fin, como sistemas de incentivos fiscales de I&D, sistemas de crédito diversificado, nuevos instrumentos de recursos privados (venture-capital, devénture, etc.), que deberían influir decisivamente en la conducta empresarial.
Las medidas apuntadas por el estudio de Coutinho y Ferraz (1994, p. 141) eran:
(a) articular una estrategia nacional de desarrollo científico y tecnológico con una efectiva estrategia de desarrollo industrial, incorporando el sector de servicios y otros correlatos (educación, telecomunicaciones, energía, transporte etc.), de forma coherente e integrada;
(b) estimular el sector privado (productivo y financiero) a reforzar sus actividades relacionadas a la educación, ciencia y tecnología, incentivando las instituciones privadas a incluir tales actividades dentro de sus estrategias;
(c) aumentar la interacción entre los varios agentes del sistema de C&T en las actividades de cooperación, objetivando acelerar el proceso conjunto de aprendizaje;
(d) establecer políticas de capacitación científica y tecnológica en áreas estratégicas, como la tecnología de la información y biotecnología, viabilizandose fusiones con áreas mas maduras como la mecatrónica, farmoquímica, etc.;
(e) estimular la rearticulación en nuevas bases de la infraestructura tecnológica estatal y privada de forma directamente coordenada con la iniciativa empresarial; y
(f) implantar un sistema de identificación de oportunidades científicas y tecnológicas para programas que garanticen la rápida diseminación de informaciones y la efectiva difusión de conocimientos.
Tales medidas revelaban profunda diferencia con relación a los mecanismos clásicos de acción estatal en el proceso de substitución de importaciones, indicando que, en el nuevo paradigma, acciones conjuntas y/o de ayuda pública y privada, al objetivaren la incorporación de nuevas estrategias que persigan procesos innovadores y ganancia de competitividad, abren diversas oportunidades en nuevos productos y procesos. Los desdoblamientos resultantes de esas acciones parecían no haber sido adecuadamente percibidos para la reestructuración de la economía brasileña.
Entre las condiciones de mudanza en la evolución de un paradigma, encontrase el concepto de “ventanas de oportunidad”, que se refiere al tamaño de las oportunidades abiertas en la transición de un país a otro y que varían conforme el nivel de desarrollo obtenido en el pasado y de sus características específicas.
Como la capacidad de extraer el máximo de ventajas de las nuevas frentes depende de las condiciones de adaptabilidad institucional y de la creatividad vigente (en sus empresas), inexiste un itinerario para tanto en los engranajes de adaptación y creatividad articuladas institucionalmente a los avances en determinado paradigma. Las economías en desarrollo poseen enormes posibilidades de avance o catching-up, pues tienen un vasto campo a ser explorado, inclusive con nuevas y mayores posibilidades que los avanzados.
En el caso de las economías latinoamericanas, la inserción en el nuevo paradigma técnico-económico se dará por la superación de la “ineficiente e hiper-centralizadora” (Perez, 1989) política de substitución de importaciones, dado que ella inhibió practicas competitivas entre las empresas.
Confrontándose con la posición cepalina, que vio ese proceso como una etapa necesaria a la consolidación de la industrialización de la periferia, Perez (1989) o critica por la precariedad en la endógenización de los patrones de competitividad e incorporación del proceso de innovación por las firmas, lo que impidió la creación de un ambiente institucional mas avanzado.
El criterio para establecerse la concepción y la forma del nuevo proyecto institucional ha sido, el de las experiencias bien sucedidas de realidades paradigmáticas, como el caso de la industrialización brasileña de los anos 1960/70, o los tipos de instituciones, como las montadas en el Japón, Corea del Sur y otros países, cuyo proceso de catching-up fue exitoso. En este último caso, la formación institucional se asentó en nuevos principios de organización, donde la empresa fue el principal foco de las mudanzas. Además de las mudanzas organizacionales, otros factores ayudan a comprender la mudanza en el ambiente institucional, como la integración descentralizada, los procesos continuos de aprendizaje y mejoramientos, la flexibilidad y adaptabilidad y las redes inter-empresariales de competitividad estructural. No obstante, todos se asientan en la empresa como principal articulador de ese pasaje, siendo, por eso, uno de los principales focos de estímulo.