En general, el desempeño de las 34 empresas que lograron completar y actualizar su información para finales del año 2000 resultó positivo, según las ponderaciones con que fue evaluada la encuesta. La muestra inicial de 84 empresas, aunque de gran interés por su mayor tamaño, resultó ser deficiente. Ello explicable en grado importante por las numerosas fallas de información aportada por muchas de las firmas incluidas.
Las 34 empresas tuvieron una percepción bastante favorable de su gestión de costos y de sus capacidades empresariales y, en menor medida de su fuerza de mercadeo. Esto último pudiese ser una de las debilidades de la firma venezolana, acostumbradas durante los años de bonanza o, por lo menos en el sector petrolero, de intensa actividad, a ser requeridas por sus servicios o su oferta de bienes, sin tener que hacer mayores esfuerzos de venta. El programa de desarrollo de proveedores realizado por PDVSA a través de FONDIBIECA y otros mecanismos, quizás contribuyó también a mellar las iniciativas de mercadeo de muchas empresas que suministran bienes y servicios a la industria petrolera. Ello en la medida que no se partía de una visión integral de problema de la competitividad. Esta insuficiencia constituye una clara desventaja frente a las corporaciones transnacionales que entraron al país bajo el programa de Apertura del sector, muchas de ellas vinculadas con fuentes tradicionales de suministro de ultramar y programas integrales de desarrollo de la competitividad de sus proveedores.
Así, empresas proveedoras que, desde el punto de vista técnico, de manejo de costos o de capacidad gerencial, pudiesen ser competitivas, se han visto afectadas negativamente por no poder mercadear agresivamente estas ventajas. Por último, aun cuando ello no se percibe claramente en los resultados, las dificultades de acceder a un financiamiento competitivo ha contribuido a acentuar más aun esta desventaja.
Cabe señalar, como hecho curioso, que las empresas encuestadas no percibieron que las fallas en los servicios públicos fuese un disuasivo de sus capacidades para competir. Ello estaría en consonancia con las capacidades gerenciales que estas empresas consideraron tener como fortaleza. En este sentido, antes que suponer que los servicios públicos venezolanos funcionan muy bien, cabría pensar que la capacidad emprendedora de los dirigentes de muchas de estas firmas ha logrado sobreponerse a la mayoría de las dificultades que pudiesen arrojar la provisión deficiente de estos servicios públicos.
Las insuficiencias en cuanto al subindicador fuerza de mercadeo se confirman cuando se examinó el desempeño de las empresas con relación al indicador de mercados y exportación. En buena medida las empresas mostraron insuficiencias en términos de sus actividades de distribución y de ventas, y con muchas aprehensiones frente a las posibilidades de exportar. De hecho, pocas exportaban. En su mayoría mostraban una alta dependencia del mercado interno, en particular, de PDVSA como cliente. La baja ponderación referente a los niveles de internacionalización tienden a confirmar también esta orientación hacia adentro.
Sin embargo, en materia del indicador, manejo de información, las firmas lograron resultados, en general, bastante favorables. Ello denotaría una muestra de empresas bastante abiertas al mundo exterior, actualizadas y en capacidad de convertirse en interlocutores de importantes fuentes de información. En una economía como la venezolana, sujeta a gran inestabilidad y altos niveles de incertidumbre, el acceso a, y manejo eficiente de, información relevante, constituye una especie de seguro contra cambios imprevistos que ninguna empresa puede desestimar. Ello es particularmente cierto cuando se tiene un alto grado de dependencia de un cliente principal. Cabe mencionar que, en su mayoría, las empresas encuestadas son pequeñas para estándares internacionales[1], con un grado apreciable de versatilidad frente a los altibajos de la industria a la cual sirven.
No obstante, su gran debilidad consistiría en la baja atención dedicada a analizar las actividades de la competencia. Quizás es ello un remanente de la situación de mercado cerrado propio de la estrategia de sustitución de importaciones prevaleciente hasta 1989. En cierta forma, es una expresión adicional de la baja orientación de mercado[2] de las firmas encuestadas, que guarda relación con las insuficiencias de mercadeo y ventas señaladas antes.
En relación con las inversiones, se puso de manifiesto la ausencia de expectativas que favorecerían planes agresivos de expansión. Ello es, desde luego, consecuente con lo que cabría esperar de la subordinación de la actividad de producción petrolera a los recortes que dicta la política oficial en la materia durante el período examinado, con el objetivo de lograr precios altos. No obstante, a pesar de esta debilidad, las empresas no mostraron mayores vulnerabilidades en términos de los elementos de balance examinados. Ello debe verse desde una perspectiva tanto más positiva por cuanto el mercado para estas empresas cambió drásticamente desde una fase de fuerte expansión en 1997 a una de contracción los tres años subsiguientes. No hay, empero, indicios de fuerte endeudamiento vinculado a importantes inversiones, ni tampoco se relajaron los controles sobre las cuentas a cobrar. Quizás una cierta actitud conservadora de algunas de estas firmas, aprendida o asimilada a la fuerza por experiencias de inestabilidad vividas en el pasado, las blindó contra una excesiva exposición frente a los vaivenes del mercado doméstico durante los años 1998-2000. No obstante, si bien esta supuesta visión conservadora pudiese considerarse como positiva en el contexto en el que les tocó desenvolverse estas empresas, resulta ser probablemente una desventaja al considerar las oportunidades que les brinda el mercado internacional.
En fin, las empresas encuestadas parecen acusar las desventajas e insuficiencias propias de un mercado como el venezolano, caracterizado por un alto nivel de inestabilidad macroeconómica, ausencia de oportunidades de financiamiento amplias y competitivas y subordinado en el caso de la actividad petrolera- a dictados de política, más que de criterios de gestión económica. Dentro de este contexto, empero, las empresas exhiben algunas fortalezas que deberían ser desarrolladas aun más, a la vez que completadas con un esfuerzo por superar las insuficiencias puestas de manifiesto en materia de mercadeo y exportación.
[1] Medianas para el standard nacional
[2] La referencia a la orientación de mercado de una firma es en relación con el orden de prioridades que parecen guiar la gestión de la empresa. Podría concluirse que las empresas de la encuesta reflejaron una mayor orientación hacia los aspectos técnicos, de la ingeniería y de la producción, que en relación con la gama de actividades que facilitara la venta de sus bienes y servicios.