Alberto Lovera *
RESUMEN
Este texto analiza un proyecto de investigación y desarrollo tecnológico en la rama de la construcción realizado por el Instituto de Desarrollo Experimental de la Construcción (IDEC) de la Universidad Central de Venezuela. Desde la fase inicial en la cual se desarmó una tecnología física y organizacional del Consurtium of Local Authorities Special Programme (CLASP) en Gran Bretaña para edificaciones educacionales; la elaboración de una versión venezolana del sistema y la construcción de un prototipo, en el marco de un convenio CONICIT-IDEC-CLASP; hasta los nuevos desarrollos de esta tecnología, su aplicación y la firma de un contrato de licencia de uso de este sistema constructivo con una empresa privada de Venezuela. Este ejemplo ilustra los laberintos que hay que recorrer para que una innovación tecnológica en la industria de la construcción culmine con un resultado exitoso. |
ABSTRACT
This paper studies a research and development proyect in the construction area done by the Instituto de Desarrollo Experimental de la Construcción (IDEC) of the Universidad Central de Venezuela. From the initial phase in which it dismounted a building and administrative technology of the Consurtium of Local Authorities Especial Programme (CLASP) in Gran Bretaña for educational buildings; following elaboration of a venezuelan version of the sistem and construction of prototype, supported by the CONICIT-IDEC-CLASP agreement, including the development of this tecnology, its aplications and the signature of a licensing contract for the use of building sistem by a venezuelan private firm. This example ilustrates the labyrinths of technological innovation have to be followed in the construction industrie in order to obtain a successful results. |
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El presente texto resume la experiencia de gestión tecnológica del Instituto de Desarrollo Experimental de la Construcción (IDEC) en el caso del desarrollo del Sistema IDEC de Estructura Metálica Apernada (SIEMA), en su versión original llamado VEN-UNO. Una experiencia que tiene el interés de poder seguirle sus pasos desde 1976, cuando surgen las primeras ideas, hasta 1992, cuando dicho sistema fue objeto de un contrato de licencia de uso con una empresa privada de nuestro país. Se trata de una primera aproximación dentro de una investigación más amplia que estamos desarrollando sobre dicho Instituto. A través de este ejemplo se puede ilustrar los laberintos que tiene que recorrer quienes hacen innovación tecnológica desde las ideas iniciales hasta transformarlas en un producto.
El Instituto de Desarrollo Experimental (IDEC) es una unidad de Investigación y Desarrollo, adscrita a la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela, fundado en 1975, con la finalidad de contribuir al desarrollo de tecnología para la industria de la construcción.
La organización del trabajo en el IDEC se da bajo la forma de equipos de proyectos de investigación y desarrollo en tres áreas: desarrollo experimental, requerimientos de habitabilidad de las edificaciones, y economía de la construcción. Aún cuando en los equipos por proyecto puede participar personal de cualquiera de estas tres áreas, lo dominante en el IDEC han sido equipos de una sola área. Hasta 1984, la organización del Instituto no era por áreas sino por Unidades Técnicas, pero siempre los trabajos fueron afrontados en equipos por proyectos.
Por formación profesional -arquitectos la mayoría- en el personal del IDEC la idea de proyecto forma parte de un hábito. Desde su primer esquema organizativo aparece el trabajo organizado por equipos de proyectos de investigación y desarrollo. Esto explica por qué fue tan fácil pasar del esquema -más formal que real- de las Unidades Técnicas- que fue el esquema organizativo del IDEC desde su fundación hasta 1984- al de la Areas, que en realidad fortalecen la concepción de trabajo por proyectos.
Hay un elemento adicional de la gestión del IDEC que no puede dejar de mencionarse, y que es básico para un instituto de investigación y desarrollo. Al contrario de muchos institutos universitarios, en el IDEC nunca privó un temor por el mercado, por ir a la calle. Desde su creación -y aún antes, como mostramos en otro texto (Lovera, 1993)- una de las preocupaciones del IDEC era que sus proyectos pudieran introducirse en el aparato productivo, en su caso en la industria de la construcción. Este aspecto es básico en un instituto de este tipo. Esta concepción se ha mantenido arraigada en este Instituto, que se resume en la idea según la cual en el área de tecnología, un proyecto de investigación y desarrollo se inicia con la generación de una idea y no concluye hasta no ser incorporado en el mercado (2). Este clima organizacional ha ayudado sin lugar a dudas a que el IDEC focalice su gestión tecnológica a obtener resultados. Pareciera obvio en un instituto de este tipo, pero múltiples experiencias de otros institutos universitarios nos dicen que esta preocupación por trascender los límites de sus cubículos no es tan clara, a pesar de poseer condiciones para la producción de tecnología, sólo que, parafraseando al personaje de Moliere, hacen tecnología sin saber, y no se atienen a unas de sus reglas: que el proceso tiene que terminar en la aplicación o en la conclusión de su inviabilidad técnica y/o económica, a riesgo en contrario de producir piezas de museo y no tecnología, buenas para la contemplación pero no para la producción.
No debe dejarse de enfatizar el carácter dinámico de la gestión tecnológica. La organización -en este caso un instituto de investigación y desarrollo, en otro caso podría tratarse de una empresa-, tiene que responder a sus propios objetivos y las demandas del entorno -a ambas, no sólo al mercado- para ello debe ir construyendo posibilidades y hacer cada vez más adecuada su capacidad de respuesta ante sus retos.
El camino de la gestión de un instituto de investigación y desarrollo como el IDEC no puede comprenderse cabalmente si sólo se ven los preceptos que aconsejan los textos sobre el particular, que deben ser tomados como una orientación y no como un doxa. La experiencia acumulada que los textos resumen es útil, pero ella hay que contrastarla y enriquecerla con los avatares diarios, con el ambiente cultural en el cual una institución se mueve, con la gente que la conforma. Así va surgiendo -o no- la capacidad de responder con eficiencia a los objetivos que se han trazado. La diversidad de situaciones, la incertidumbre en la cual hay que actuar, los problemas que hay que resolver pueden verse muy bien cuando se analizan las experiencias concretas. Por eso, más que un análisis detallado de la gestión tecnológica del IDEC, presentamos un caso concreto: el que va desde la concepción hasta la comercialización del sistema SIEMA desarrollado por el IDEC, que cubre una parte sustancial de su historia, y que muestra por sí mismo los innumerables laberintos que hay que recorrer para que una idea se transforme en un objeto (producto, proceso, etc.) que pueda incorporarse al torrente circulatorio de la economía y de la sociedad.
En los primeros años del IDEC una de las áreas prioritarias fue la de las edificaciones públicas, principalmente educacionales, los mayores esfuerzos y trabajos se orientaron en este sentido, no sólo en cuanto a desarrollo experimental sino incluso en torno a la programación de edificaciones educacionales.
Desde antes de las etapas iniciales del IDEC sus fundadores tenían contacto con el Programa Especial del Consorcio de Autoridades Locales del Reino Unido (Consurtium of Local Authorities Special Programme) (CLASP). En efecto en Venezuela se tenía conocimiento del CLASP desde los primeros años sesenta, cuando en los inicios del grupo que propulsó desde la Sección de Diseño en Avance e Investigación del Banco Obrero el desarrollo de la construcción industrializada de edificaciones, se presentaba al sistema constructivo CLASP como ejemplo correcto de desarrollo de la producción masiva de edificaciones para el sector público, dentro del enfoque de sistemas (Flores, G. 1981, p. 73). El CLASP cuenta con una unidad técnica (CLASP Development Group) que es un centro de investigación y desarrollo de tecnologías constructivas dependiente de dicho Consorcio. Se trata de una empresa pública de tecnología, creada por un grupo de municipalidades del Reino Unido, cuyo objetivo fundamental es promover un sistema constructivo evolutivo (para 1983 existía ya la sexta versión del Sistema CLASP) y tecnología organizativa y de control administrativo y de costos para el programa de construcciones públicas (escuelas y otras edificaciones) de las municipalidades consorciadas (IDEC-CONICIT-CLASP, 1984, p. 3). En esta institución se había desarrollado el Sistema CLASP para edificaciones educacionales, aplicado en Inglaterra desde 1957. Ya para 1976 se había extendido a otros tipos de edificaciones tales como: médico-asistenciales, administrativas, de servicios, etc.
En febrero de 1976, el Consejo Técnico del IDEC aprueba financiar una visita al país de Henry C. Morris, Director de Desarrollo del Clasp Development Group. Se consideraba de interés conocer en detalle la experiencia del CLASP e intercambiar experiencias con ellos. En esa visita Morris dicta en el IDEC un seminario sobre el sistema constructivo CLASP y su organización institucional al cual asisten representantes de organismos públicos vinculados a la producción de edificaciones educacionales (Flores, G. 1981).
Una de las razones del interés del IDEC era que el Sistema CLASP era considerado uno de los introductores de los conceptos de sistemas constructivos flexibles en las edificaciones, concepción que buscaba estimular el IDEC (IDEC, 1976). De hecho, El sistema constructivo CLASP fue quizás el primer caso a nivel internacional en el cual apareció plenamente desarrollada la concepción de sistema constructivo abierto (es decir, un sistema de partes intercambiables y sustituibles, dentro de un cierto rango dimensional y un conjunto de especificaciones de comportamiento), lo cual había sido considerado hasta ese momento como una especulación teórica (Flores, G. 1981, p. 73).
De otra parte, dentro de los objetivos del IDEC se encuentra el desarrollo de sistemas constructivos y componentes con insumos nacionales. El Sistema CLASP es un sistema metálico (en su parte estructural), lo que abría la posibilidad de utilizar los productos siderúrgicos venezolanos.
Otro elemento que hacía interesante el Sistema CLASP era que había sido aplicado en zonas de Inglaterra donde se encontraban las minas de carbón. Debido a las perforaciones que se realizaban para esta actividad se generaban problemas en la dinámica del suelo, lo cual obligaba a que las edificaciones pudieran enclavarse en terrenos que estaban sometidos al movimiento del suelo. Este era un fenómeno que se asemejaba, aunque no era idéntico, al de las zonas sísmicas venezolanas. Razón adicional para interesarse por ese sistema constructivo.
El IDEC tenía además interés en las formas organizativas adoptadas por el CLASP para llevar a cabo sus obras, toda vez que esa institución contrata con una multiplicidad de municipios ingleses. De hecho, la figura del Consorcio de Autoridades Locales se presentaba como una posible vía de superación a las trabas en la producción masiva de edificaciones en el sector público (venezolano), consecuencia de la dispersión y duplicación de esfuerzos de los organismos públicos que actúan dentro de un mismo sector de edificaciones de servicios (Flores, G. 1981. p. 73). Como se verá después, el peso que en el Proyecto desarrollado tuvo la parte de organización de la producción fue tan importante -o quizás más- que el desarrollo del sistema constructivo, al menos en el desarrollo del Proyecto CONICIT-IDEC-CLASP.
En el campo de las edificaciones educacionales el interés y el enfoque de IDEC se orientaba al desarrollo de componentes y sistemas constructivos para esos fines que respondieron a diferentes condiciones, en contra de la tendencia dominante de desarrollar escuelas-tipo que se reproducían a lo largo del país.
De modo pues, que entre 1977 y 1978, siendo Director encargado del IDEC Alfredo Cilento, y estando de año sabático en Inglaterra su Director, Henrique Hernández, se profundizan las relaciones con el CLASP. De esos contactos y de las ideas que se venían manejando en el IDEC surge un proyecto conjunto CONICIT-IDEC-CLASP.
La idea original del IDEC fue un proyecto de transferencia de tecnología: desarmar el paquete del Sistema CLASP, tanto en sus aspectos constructivos como lo correspondiente a la parte organizativa de mismo, para rearmarlo adaptándolo a las condiciones venezolanas, realizando las innovaciones que fueran necesarias.
Se dio entonces la feliz coincidencia que se acababa de crear la gerencia de Fomento Tecnológico del CONICIT, dirigida en Caracas por Fanny Chalbaud, y que contaba con una oficina en Inglaterra en la Embajada de Venezuela, cuyo encargado era Julio Ohep. El IDEC se dirige al CONICIT a proponer este proyecto que se adaptaba precisamente a lo que estaba pensando aquella gerencia del CONICIT. Inmediatamente tuvo apoyo y se convirtió en el primer proyecto de este tipo que financió ese ente estatal.
Por su parte, al CLASP no le interesaba tanto el proyecto por los objetivos que había trazado el IDEC, sino más bien por la posibilidad de vender su tecnología. Ellos pensaban que era una oportunidad para comercializar su tecnología en América Latina, cosa que nunca se concretó posteriormente. En todo caso, tras una serie de negociaciones le dieron el visto bueno al proyecto.
Paralelamente, el IDEC logró interesar al Ministerio de Educación, a la Fundación de Edificaciones y Dotaciones Educativas (FEDE) y al Ministerio de Desarrollo Urbano (MINDUR). También logró que el Instituto Nacional de la Vivienda (INAVI) ofreciera ceder el terreno donde construir el prototipo.
De esta manera se concretó el apoyo financiero del CONICIT, no sólo para el proyecto en sí -incluido el pago al CLASP por los derechos de transferencia-, sino para la dotación de la Planta Experimental del IDEC en el núcleo El Laurel, de la UCV que estaba construyéndose. Por su parte, el MINDUR financió el transporte desde Inglaterra de los componentes del sistema CLASP y el apoyo de los otros organismos por vía de sus recursos humanos (FEDE, MINDUR y ME) o del aporte del terreno (INAVI).