ISSN-L: 0798-1015 • eISSN: 2739-0071 (En línea)

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Recibido/Received: 29/09/2023 • Aprobado/Approved: 10/10/2023 • Publicado/Published: 30/11/2023

Docente-investigadora. Grupo de investigación PREIT-tour. Universidad de Cuenca. Ecuador. imelda.avecillas@ucuenca.edu.ec

en turismo aún se basa en contenidos obsoletos y a menudo los docentes no integran la investigación en sus

métodos pedagógicos, limitando así la construcción colectiva de nuevos conocimientos. Esta brecha educativa

afecta directamente la motivación y los intereses de investigación de los estudiantes, dejando a los graduados

con habilidades principalmente operativas y poca capacidad analítica para enfrentar los complejos desafíos del

desarrollo turístico.

Ecuador refleja esta problemática, habiendo registrado descensos en la inversión en investigación y desarrollo,

destinando sólo el 0,47% del PIB en 2020 (Espín, 2020). Además, la disminución en el presupuesto de las

universidades públicas y la falta de una política estatal que vincule firmemente turismo, educación e

percepciones de docentes, estudiantes y egresados de turismo, así como estudiantes de otras carreras, sobre la

contexto, la investigación en educación turística se centra en metodologías de enseñanza, factores de motivación

y estrategias de evaluación (Qian et al., 2019).

Quintela y Durão (2022) argumentan que los enfoques pedagógicos innovadores, como el aprendizaje basado en

amplifican su capacidad intelectual. De forma complementaria, Long et al. (2016) indican que el aprendizaje

comunidades y las perspectivas profesionales de los estudiantes.

El periodo post-pandémico exige adaptar las pedagogías para cultivar competencias profesionales en los

alumnos que les permitan desenvolverse en escenarios inciertos (Mínguez et al., 2021). Este contexto, también

ha propiciado cambios significativos en modalidades de enseñanza. Bakhanova et al. (2020) destacan que la

y eventos académicos, son cruciales para el desarrollo de habilidades investigativas en los estudiantes.

Figueroa et al. (2021) advierten que este potencial metamórfico puede verse mermado si se priorizan

únicamente las habilidades operativas. Afortunadamente, la educación turística está evolucionando, centrando

su atención en la investigación de fenómenos en diversos contextos, fortaleciendo las relaciones entre academia

y territorio (Kim y Jeong, 2018). Boyer (1990) argumenta que el desarrollo del pensamiento crítico requiere un

enfoque que vaya más allá de los métodos educativos convencionales. Kirillova y Au (2020), Levy y Petrulis

crítica en la educación turística que redirija las visiones individualistas de los estudiantes hacia una percepción

colectiva y comunitaria de su entorno. Complementando esta visión, Nistor y otros (2015) subrayan la

en comunidades académicas de práctica.

Combinar la teoría con experiencias prácticas es crucial para la adquisición eficaz de conocimientos (El Hanandeh,

2016). Esta perspectiva se ve reflejada en la afirmación de Henson (2003) quien señala que el aprendizaje se

vuelve significativo cuando los estudiantes son partícipes activos en la construcción de su conocimiento. En

respuesta a esta necesidad, han emergido variadas modalidades pedagógicas, como el aprendizaje basado en

problemas, proyectos, indagación y comunidad (Espinoza-Figueroa et al., 2021; Ginaya et al., 2020; Kokotsaki et

al., 2016; Quaranto y Stanley, 2016; Wessels et al., 2020). Estos enfoques priorizan el desarrollo del pensamiento

2018). En esta dinámica, la interacción y colaboración entre estudiantes, docentes y actores territoriales se

favorece una comprensión integral de una asignatura, adaptándose a sus evoluciones y matices. Al contrario, un

enfoque centrado en el docente se limita a la mera transmisión de información. Es crucial entender que la

cantidad de investigación no necesariamente se traduce en una enseñanza de mayor calidad.

En el ámbito turístico, el proceso de enseñanza-aprendizaje ligado a la investigación requiere abordar debates

pedagógicos centrados en la motivación, las condiciones favorables o adversas para la investigación y los

escenarios de formación, además de la preparación académica de los docentes (Hernández et al., 2020). No

obstante, la simple búsqueda de la mejora de los estándares para obtener acreditaciones institucionales y ganar

reconocimiento académico puede desviar la atención de estas consideraciones, llevando a investigaciones que,

a pesar de su rigor, resulten distantes o poco aplicables en contextos prácticos (Llugsha y Camacho, 2021).

sector turístico. En este panorama, es esencial que los docentes no solo transmitan conocimientos, sino que

también asuman roles investigativos, permitiendo contextualizar la teoría y revolucionar la práctica (Johansson

y Thorsten, 2017), al mismo tiempo que ubican al estudiante como protagonista de este proceso educativo,

guiándolo y fortaleciendo su aprendizaje (Tissington y Senior, 2017; Prieto Castillo, 2020).

"saber hacer", sino que también tiene el deber de inculcar el "saber por qué", impartiendo el sentido y los valores

et al., 2015). En última instancia, la enseñanza y la investigación no deben ser vistas como entidades separadas,

sino que deben entrelazarse y equilibrarse en un diálogo recíproco y continuo.

situarlos en escenarios prácticos donde deban aplicar métodos científicos (Lazonder y Harmsen, 2016; McKinney,

2014). Esto fomenta su compromiso y participación, así como una comprensión más profunda del fenómeno

turístico. Las tareas como el desarrollo de proyectos, análisis de resultados y recolección de datos son esenciales

en este proceso educativo (Brew y Saunders, 2020).

En esta dinámica, el papel del docente evoluciona: ya no es simplemente un conferencista, sino que se convierte

en coordinador, facilitador y guía del proceso de aprendizaje (Lazonder y Harmsen, 2016; Savery, 2006). Es crucial

y, a menudo, estas percepciones pueden no coincidir con las expectativas o criterios de los profesores (Faber et

al., 2020). De acuerdo con Bretag et al. (2018), un ambiente educativo que carece de motivación puede llevar a

Por otro lado, Zamorski (2010) argumenta que los estudiantes frecuentemente se sienten marginados de los

procesos investigativos y, en muchos casos, están poco informados sobre las actividades de investigación que

realiza la comunidad académica.

adquirir una variedad de habilidades y conocimientos (van Blankenstein et al., 2019). En un sector tan dinámico,

frágil y vulnerable como el turismo, es imperativo que los futuros profesionales estén bien preparados (Christin,

2018). Sin embargo, no es sorprendente encontrar estudiantes que no muestran interés en la investigación

evolución (Benaraba et al., 2022). En este contexto, es imperativo adoptar estructuras educativas que sean

sector turístico (Wang y Huang, 2014).

estrategias y programas que promuevan la excelencia en la calidad educativa (Soto y Torres, 2016). La

motivación, ya sea intrínseca o extrínseca, desempeña un papel crucial en el aprendizaje investigativo (Wang y

Huang, 2014). Breen y Lindsay (1999) postulan que la motivación intrínseca se refiere al deseo genuino de

aprender, influenciada por el interés del estudiante en ciertos temas y las interacciones sociales, como la

percepción y presión de los pares. En contraste, la motivación extrínseca se genera a partir de la intervención

docente, incorporando la investigación en la enseñanza de diversas materias del currículo (Vereijken et al., 2018;

Rynne et al., 2012). Así, los educadores actúan como catalizadores del cuestionamiento crítico mediante la

formulación adecuada de preguntas de investigación, el diseño de proyectos pedagógicos innovadores y la

Es un equívoco común entre varios programas académicos suponer que la asignatura de metodología de la

(Universidad de Cuenca) y otra privada (Universidad del Azuay), ambas acreditadas por las agencias nacionales

de educación superior del país y dedicadas a la enseñanza del turismo. Durante el periodo analizado, la

universidad pública registró una comunidad de 24 profesores y 250 estudiantes por semestre, mientras que la

en estas universidades. Se ofrecen dos modalidades predominantes: proyectos aplicados y de investigación.

su formación, los segundos se enfocan en el desarrollo de investigaciones que profundicen en áreas específicas

convocar a cuatro docentes seleccionados a conveniencia por cada institución que imparten clases en turismo

en las dos universidades con y sin experiencia en investigación (ver Cuadro 2). Los encuentros tuvieron lugar

durante el mes de septiembre de 2021 en un ambiente informal y se centraron en discutir las repercusiones del

proceso de enseñanza-aprendizaje a través de la investigación para estudiantes de turismo.

y menos formal que en métodos tradicionales, se mantuvo un nivel de rigor académico. Un asistente del equipo

de investigación actuó como facilitador de las discusiones -para evitar sesgos-, pero en ningún momento dirigió

por la forma en que la investigación se integra a lo largo de la carrera. Sin embargo, contrario a lo que manifiesta

ocurre en materias específicas como metodología de la investigación, estadística y planificación turística. Sin

embargo, durante la elaboración de sus trabajos de grado es cuando realmente se sumergen en la praxis

proceso. Además, la tendencia hacia proyectos de aplicación, en lugar de investigación, se justifica por ser

percibidos como menos laboriosos. No obstante, los primeros parecen estar asociados con investigación

aplicada, los cuales evidentemente son más complejos.

enfoques del conocimiento (Quintela y Durão, 2022).

aprendizaje integral que incorpore enfoques multi, inter y transdisciplinarios (Cotterell et al., 2021; Jafari, 1994).

sino también las necesidades territoriales y sociales en turismo. Considerando el escenario post-COVID-19, la

educación turística debe adaptarse a los retos emergentes en el ámbito académico y de la industria.

adoptados (Qian et al., 2019). A pesar de su relevancia, se observa una escasa dedicación en ambas universidades

expertos en investigación poseen habilidades pedagógicas destacadas para transmitir sus conocimientos. La

presión académica de "publicar o perecer" puede llevar a algunos profesores a priorizar la investigación sobre la

docencia, descuidando la formación integral de sus estudiantes.

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