Vol. 41 (Nº 11) Año 2020. Pág. 28
GUERRERO De Caballero, Helena 1; CONTRERAS Orozco, Astrid 2
Recibido: 22/12/2019 • Aprobado: 07/03/2020 • Publicado: 02/04/2020
RESUMEN: Estudio descriptivo, cuantitativo, correlacional, realizado en una muestra de 336 estudiantes con edades entre 10 a 15 años, de cuatro instituciones educativas públicas del departamento de Sucre - Colombia, con el objetivo de determinar la relación entre estilos de vida y rendimiento académico. Se aplicó el instrumento Fantástico para valorar estilos de vida, el rendimiento académico se obtuvo del Registro Individual de Calificaciones. La investigación concluye diferencias significativas entre cinco dimensiones de estilos de vida y el rendimiento académico. |
ABSTRACT: Descriptive, quantitative, correlational study, conducted on a sample of 336 students aged 10 to 15 years, from four public educational institutions in the department of Sucre - Colombia, with the objective of determining the relationship between lifestyles and academic performance. The Fantastic instrument was applied to assess lifestyles, the academic performance was obtained from Individual Qualification Records. The research concludes that significant differences were found between five lifestyle domains and academic performance. |
La adolescencia es un período de grandes transformaciones físicas, cognoscitivas, emocionales y sociales, las cuales requieren una atención especial en las políticas y programas dirigidas a esta población (Organización Panamericana de la salud - OPS, 2018a). En esta etapa se consolidan patrones de comportamientos que tendrán un importante impacto para la salud, constituyéndose en factores protectores de ésta o de riesgo, tanto en la dimensión individual como colectiva (Jorge & Cardozo, 2018). En este sentido, los estilos de vida que adoptan los adolescentes no emergen espontáneamente sino que son el resultado de un proceso derivado de la relación del adolescente con su entorno y del estado en que éste se encuentra para empoderarse de cada situación (Navarro Pérez, Pastor, & Verde Diego, 2018); de tal forma que algunos adolescentes pueden asumir conductas que los exponen al riesgo físico, social o educativo, éste último con frecuencia se evidencia en problemas de rendimiento académico (RA) o deserción escolar (Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social, 2015).
En el sector educativo ha existido siempre un permanente interés por el RA de los estudiantes como consecuencia de su grado de aprendizaje (Baños, Ortiz-Camacho, Baena-Extremera, & Tristán-Rodríguez, 2017); algunos teóricos lo definen como la productividad del sujeto matizado por sus actividades, rasgos y la percepción más o menos correcta de los cometidos, o de forma más concisa, es el producto que rinde el estudiante en el ámbito de los centros de enseñanza, lo que implica alcanzar metas académicas en un período de tiempo específico expresado en calificaciones escolares (Muela, García-León, Augusto, & López-Zafra, 2010; Donnelly et al., 2016).
Por otra parte, los factores asociados al RA son multidimensionales y se agrupan principalmente en dos tipos: personales y contextuales. El primer grupo, incluye variables inherentes al individuo como son: género, edad, autoconcepto, motivación, conductas, estados emocionales, estilos de aprendizaje y variables distales, como la actividad física. Dentro de los factores contextuales se citan los determinados por el entorno y las circunstancias que rodean al individuo, por ejemplo, el ambiente en el aula, tipo de institución educativa, estructura familiar, entorno sociocultural, contenidos académicos y métodos pedagógicos (Quintanal-Pérez & Gallego-Gil, 2011; Portolés-Ariño & González-Fernández, 2015; Martínez-Martínez & González-Hernández, 2017). Sin embargo, aunque los estilos de vida individuales se asocian con el RA, un estudio realizado por Adelantado-Renau et al., (2019) demostró que el efecto acumulativo de múltiples estilos de vida saludables tiene un impacto positivo en éste.
Es importante resaltar que el RA a través del tiempo se ha convertido en un indicador de calidad del sistema educativo. Es así, como el Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes conocido como Informe PISA, evalúa cada tres años los logros de los estudiantes de 15 años, en las competencias de lectura, matemática y ciencias, en un ámbito innovador; esta evaluación tiene como propósito obtener una herramienta sólida que oriente la toma de decisiones económicas, políticas y sociales de los organismos gubernamentales sobre temas educativos (Organization for Economic Cooperation and Development - OCDE, 2019). En Colombia para el año 2018, los estudiantes obtuvieron un rendimiento menor que la media de la OECD en lectura, matemáticas y ciencias; la condición socioeconómica de los estudiantes explicó 14 % de la variación en rendimiento en lectura, cifra mayor que la media de la OECD (12%), pero menor que la registrada en Francia (18%), Hungría (19%), Perú (21%) y Uruguay (16%); en cuanto al componente satisfacción con la vida, 73% de los estudiantes informaron estar satisfechos, expresaron más sentimientos positivos y menos miedo al fracaso, en comparación con el estudiante promedio de los países participantes (Organization for Economic Cooperation and Development - OCDE, 2019).
Por otro lado, la salud y el desarrollo de los adolescentes constituyen parte integral de la Estrategia Mundial para la salud de la mujer, el niño y el adolescente, 2016-2030; en la región de las Américas se han obtenido logros en las respuestas de los países para mejorar la salud de adolescentes y jóvenes, pero aún quedan retos que conlleven a una vida saludable y productiva en este grupo poblacional (Organización Panamericana de la Salud - OPS, 2018b). Desde este contexto y en concordancia con los planes de acción de carácter nacional y regional, resulta pertinente indagar en los estudiantes escolarizados del departamento de Sucre, sus estilos de vida y rendimiento académico, con el propósito de implementar proyectos educativos de carácter intersectorial dentro del marco de la promoción de la salud y prevención de la enfermedad, como respuesta a las necesidades académicas y en salud identificadas.
En este ámbito, la disciplina de enfermería a través del Modelo de promoción de la salud de Pender, fundamentado en la Teoría Social Cognitiva de Albert Bandura (Werner-Sebastiani, F-Pelicioni, & Chiattone, 2003), plantea que la autoeficacia es uno de los factores más influyentes en el funcionamiento humano, la cual es definida como juicios que el individuo realiza desde sus capacidades para lograr determinados niveles de rendimiento (Olaz, 2001), este enfoque aporta un referente integrador en el desarrollo de acciones favorables en la salud del adolescente.
Desde el contexto anterior, el presente estudio tiene como objetivo principal, determinar la relación entre los estilos de vida y el rendimiento académico en adolescentes de cuatro instituciones educativas (Sucre, Colombia).
Estudio descriptivo, cuantitativo, correlacional, realizado en el departamento de Sucre, ubicado en la costa norte de Colombia, en el año 2018, en el que participaron cuatro instituciones educativas de carácter público, de los municipios de Sincelejo (subregión Sabanas) y Santiago de Tolú (subregión Golfo de Morrosquillo). La población de estudio fue 3.371 estudiantes con edades comprendidas entre los 10 a 15 años, matriculados en los grados 6,7, 8 y 9. Se seleccionó una muestra de 336 estudiantes, estratificada de acuerdo a la proporción de estudiantes de cada institución educativa y al grado cursado, con un nivel de confianza de 95% y un error de 0,1%. Para la selección se utilizó la base de datos del Sistema Integrado de Matrícula – SIMAT del Ministerio de Educación Nacional de Colombia, y se aplicó un muestreo sistemático, para tal fin, se tuvo en cuenta la edad, género, capacidades mentales íntegras y participación voluntaria, como criterios de inclusión.
A los participantes se les solicitó diligenciar el Formato de Información sociodemográfica básica (género, edad, grado escolar, estrato socioeconómico y nivel de formación académica de los padres), y el instrumento denominado “Fantástico”, validado en Colombia por Betancurth-Loaiza et al., (2015), para obtener una descripción de los estilos de vida de los adolescentes (preadolescencia y adolescencia inicial). El proceso de validación generó un instrumento con un Alpha de Cronbach > 0.80 en los criterios de: pertinencia (0,932), relevancia (0,904), utilidad (0,948), redacción (0,846) y claridad (0,800). Este instrumento califica los estilos de vida en 10 dimensiones: 1. Familiares y amigos 2. Actividad física y social, 3. Nutrición 4. Toxicidad 5. Alcohol, 6. Sueño y estrés 7. Tipo de personalidad y satisfacción escolar 8. Imagen interior 9. Control de la salud y sexualidad 10. Orden. Cada dimensión contiene de dos a cuatro preguntas o ítems, en los que se presentan tres opciones de respuesta (siempre, algunas veces y nunca) con valor numérico de 0 a 2 para cada categoría en una escala Likert, con lo que se calcula un puntaje inicial por dimensión y luego un puntaje total en una escala de 0 a 120 puntos. A mayor puntaje de la dimensión, la calificación es más positiva hacia la salud; con el puntaje total se puede clasificar el estilo de vida en los siguientes rangos: de 0 a 46: zona de peligro (Muy Bajo); de 47 a 72: algo bajo - “podrías mejorar” (Bajo); de 73 a 84: adecuado - “estás bien” (Adecuado); de 85 a 102: “buen trabajo estás en el camino correcto” (Alto) y de 103 a 120: “felicitaciones tienes un estilo de vida fantástico” (Muy Alto) (Betancurth-Loaiza, Vélez-Álvarez, & Jurado-Vargas, 2015). En el estudio no se reportó estudiantes con estilos de vida en la categoría “Muy Bajo” y “Muy Alto”, por ello, se consideraron tres categorías: Bajo, Adecuado y Alto. Recolectada la información se procedió a valorar la fiabilidad en la población estudiada y se obtuvo un Alpha de Cronbach de 0.78.
El RA se obtuvo del registro individual de calificaciones de los estudiantes de cada institución educativa, reportada durante los tres primeros trimestres del año 2018, las cuales fueron promediadas y expresadas en una escala de 0 a 5 puntos, normalizada en Colombia. Las calificaciones fueron clasificadas en tres categorías de rendimiento académico, así: Bajo: menor a 3.0 puntos; Medio: entre 3.0 puntos y menor a 4.0 puntos; y Alto: entre 4.0 a 5 puntos.
La investigación fue avalada por el Comité de Bioética de la División de Investigación de la Universidad de Sucre. Se obtuvo la autorización y diligenciamiento del Formato de Consentimiento Informado por las directivas de las instituciones educativas, padres de familia y estudiantes, previa explicación de los objetivos, metodología, utilidad del estudio y participación voluntaria. El aspecto ético se fundamentó en la Declaración de Helsinki y en lineamientos vigentes para la protección de los seres humanos que participan en la investigación según lo establecido en normatividad colombiana, Resolución 8430 de 1993 (Ministerio de Salud, 1993). La recolección de la información se desarrolló en un período de 3 meses, con la orientación del equipo investigador para el autodiligenciamiento de los instrumentos por parte de los participantes.
En el análisis de las variables de estudio se utilizó la estadística descriptiva; para evaluar la relación entre las variables RA con la formación académica de los padres y con estilos de vida, se realizaron comparaciones de proporción entre las tres categorías de rendimiento académico (Bajo, Medio y Alto) y los estilos de vida representado en cada una de las categorías de las variables recolectadas con el instrumento Fantástico, a través de las pruebas de Chi cuadrado (X2) o exacta de Fisher dependiendo de las frecuencias encontradas en la comparación de variables. Posteriormente, se realizaron comparaciones múltiples pareadas entre categorías en aquellos contrastes donde se encontró asociación estadística significativa (p-valor < 0,05). El procesamiento y análisis estadístico de los datos se realizó con los paquetes dplyr, RVAideMemoire, stats y reporttools en el software R v3.6.0 (R Core Team, 2019).
En el estudio la participación por género fue equitativa (50%), con una edad promedio de 13,03 años (DE 1,23), la cual fue similar a la edad general de 13,12 años (DE 1,22). Los participantes estaban matriculados en instituciones educativas públicas, el 60,71% en las instituciones ubicadas en la subregion Sabanas (S), y el resto en la subregión Golfo de Morrosquillo (GM); en su mayoría (91,97%) procedían de estratos socioeconómicos bajos (estratos 1 y 2); con un rango medio de 51 estudiantes para los grados sexto a noveno de la Básica Secundaria. El 30,36% de las madres de los participantes reportó formación secundaria completa, un 45,13% alcanzó el nivel de Básica Primaria, 20.51% estudios técnicos y un 4% estudios superiores. Para el caso de los padres, el 29,17% logró un nivel de Básica Secundaria, 48,15% el de Básica Primaria, 17,68% el nivel técnico y un 5% estudios superiores.
En cuanto al RA, la calificación promedio general fue de 3,6 puntos correspondiente a la categoría Medio; la mayoría de los participantes (72,62%) reportaron calificaciones en la categoría de RA Medio (3,52). La proporción de estudiantes con RA Bajo fue mayor en el género masculino (13,69%), mientras que en el RA Alto fue mayor en el femenino (22,02%) y la proporción de estudiantes con RA Medio fue similar en ambos géneros (Tabla 1).
Tabla 1
Rendimiento académico según género en adolescentes de cuatro
instituciones educativas del departamento de Sucre. Colombia
Los hallazgos referentes a la relación entre el RA de los adolescentes y la formación académica de los padres, reportó diferencias estadísticas significativas (p < 0,002). El RA Bajo y Medio de los estudiantes posiblemente esté asociado a la pobreza y escasa formación de los padres, lo que se constituye un factor predictor de logros académicos pocos favorables en los adolescentes. Los resultados de la investigación son consistentes con los de Fajardo-Bullón et al., (2017), realizado en alumnos de secundaria, el cual reportó diferencias estadísticamente significativas en el bajo RA en función de la formación académica de los padres (p<.00) y madres (p<.00), de igual forma con los estudios de Rodríguez y Guzmán (2019a). Desde esta perspectiva, la autoeficacia en lo socioeconómico puede mediar la influencia negativa de los factores sociofamiliares de riesgo en los resultados académicos (Cleary & Kitsantas, 2017; Rocchino, Dever, Telesford, & Fletcher, 2017).
La Tabla 2, muestra los resultados de RA de los adolescentes de las cuatro instituciones educativas, se encontró que el promedio de calificación entre las distintas instituciones fue similar, sin embargo, la institución 2 del Golfo de Morrosquillo mostró tener un promedio superior a nivel general (3,73) y en las distintas categorías de RA (2,9 en Bajo, 3,6 en Medio y 4,28 en Alto) en comparación a las demás instituciones. En las instituciones 1 del GM y subregión S alcanzaron el promedio inferior (3,52). En referencia a la calificación obtenida en la categoría de RA Medio, llama la atención que más del 70% de los participantes registraron calificaciones que oscilan entre 3,39 y 3,60, puntajes que no logran el máximo nivel de esta categoría (3,9), principalmente en la institución 1 del Golfo de Morrosquillo, que alcanzó un puntaje de 3,46.
Tabla 2
Rendimiento académico de adolescente
s en cuatro instituciones educativas
Específicamente, respecto al promedio de calificaciones inferiores en las categoría RA bajo y Medio en los adolescentes procedentes de la subregión del GM de la institución 1, los hallazgos son consistentes con el índice de pobreza multidimensional reportado en el GM en donde un 75.9% de los adolescentes tienen bajos logros educativos con una economía en donde predomina el empleo informal (97.9%) (Alcaldia municipio Santiago de Tolú, 2016), lo que lleva a inferir, que las bajas capacidades de los padres, al establecer conexión académica con sus hijos no les permite satisfacer los requerimientos básicos para transitar de manera satisfactoria en su RA. Cabe destacar que en los hallazgos descritos, la mayoría de los participantes obtuvieron un RA Medio con puntajes inferiores, datos cercanos a los resultados del Informe PISA, 2018 en Colombia (Organization for Economic Cooperation and Development - OCDE, 2019) el cual reportó que aproximadamente un 50% de los estudiantes alcanzaron un bajo nivel de logros, y así mismo, la brecha de rendimiento asociada con la condición socioeconómica fue alta en relación con los más desfavorecidos.
En cuanto al resultado general entre las categorías de estilos de vida y RA en los adolescentes de las cuatro instituciones educativas, los datos muestran un predominio de estilo de vida en la categoría Adecuado en un 56% quienes reportaron un RA Medio. Además, se resalta que los estudiantes de la institución 2 de GM e institución 1 de la subregión S, que obtuvieron un estilo de vida alto (26%) de igual forma se ubicaron en la categoría RA Medio (Figura 1).
Figura 1
Rendimiento académico según categorías
de estilos de vida de los adolescentes
Cabe señalar, que en el resultado general de RA predominó la categoría Medio (3,6 puntos) con un estilo de vida Adecuado en los estudiantes de las cuatro instituciones educativas pertenecientes al sector público, el cual tiene características individuales, familiares, socioeconómicas y del entorno, distintas al contexto educativo de carácter privado, aspectos que según Giménez y Castro (2017), es pertinente diferenciar y por ello, plantean la necesidad de estudiar estas características a profundidad, con el fin de identificar las brechas escolares y formular alternativas de solución viables ante una población vulnerable. De igual forma, estos resultados inducen a la necesidad de reforzar en los participantes hábitos saludables y condiciones para un óptimo aprendizaje, en el entorno escolar y familiar con el objeto de alcanzar mejores estilos de vida y resultados académicos. Es así, como uno de los propósitos del sector educativo es potenciar el desarrollo de los estudiantes lo que redundará en mejores capacidades académicas y en su bienestar (Organización Mundial de la Salud, 2014).
Respecto al rendimiento académico y las diez dimensiones de estilos de vida, el puntaje general reportó diferencia significativa (p-valor: 0,004852) de tal manera que los estudiantes con un estilo de vida Adecuado su RA se ubicó en la categoría Medio. A la luz de estos resultados, la teorista Nola Pender da su aportación con el Modelo de Promoción de la Salud, al plantear, que a partir de la identificación de comportamientos y factores de riesgo se establece un plan de acción con formulación de estrategias específicas según el estilo de vida de cada individuo, que conlleve a la toma de dediciones acertadas para modificar las conductas de riesgo y favorecer la adopción de conductas protectoras que potencien su desarrollo en los componentes físico, psicológico, cognitivo y social (Sakraida & Wilson, 2018).
La Figura 2, muestra los resultados referentes a los ítems por dimensiones de estilos de vida que reportaron diferencias significativas entre el RA y las respuestas obtenidas en siete de los ítems de cinco dimensiones, los cuales fueron:
¿Tengo con quien hablar sobre cosas que son importantes para mí? (p-valor: 0,003006) de la dimensión Familiares y Amigos; ¿He consumido licor en los últimos 6 meses (cerveza, cocktail, canelazo, ron, aguardiente)? (p-valor: 0,01931) y ¿Considero que los efectos del licor son dañinos? (p-valor: 0,002642) de la dimensión Alcohol; ¿Me siento contento(a) con mi estudio? (p-valor: 0,0206) de la dimensión Tipo de personalidad y Satisfacción Escolar; ¿Tengo pensamientos positivos y optimistas? (p-valor: 0,01674) y ¿Me siento deprimido(a) o triste? (p-valor: 0,01074) de la dimensión Imagen Interior; y ¿Soy organizado(a) con las responsabilidades diarias? (p-valor: 0,0009368) de la dimensión Orden.
En cuanto al ítems ¿Tengo con quien hablar sobre cosas que son importantes para mí? de la dimensión “Familiares y Amigos”, se encontró una mayor proporción de estudiantes con RA Bajo que respondieron en la categoría “Nunca” (41,67%). Por otra parte, la proporción de estudiantes con RA Medio predominó en aquellos que manifestaron que “Algunas veces” y “Siempre” tenían con quien hablar. En promedio, las personas que respondieron que “Nunca” tenían con quien hablar, registraron una calificación de 2,9 puntos (DE: 0,45) en comparación a los que respondieron “Siempre” que fue de 3,63 puntos (DE: 0,46). Similar tendencia se observó en el resto de ítems descritos, así mismo, el promedio de las calificaciones fue inferior en aquellos participantes con estilos de vida poco saludables y mayor en aquellos que siempre o algunas veces tienen prácticas saludables.
Figura 2
Relación entre ítems de dimensiones de estilo de
vida con rendimiento académico en los adolescentes
Los resultados obtenidos en la dimensión Familiares y Amigos, coinciden con los estudios de Álvarez et al., (2015), Rodríguez y Guzmán (2019b) quienes señalan la importancia de la relación familiar para la consecución de un mayor rendimiento escolar. Es así como la interacción con la familia y amigos influyen positivamente en el rendimiento académico, cuando éste se siente escuchado y encuentra un entorno propicio para la expresión de sus pensamientos, aspectos que promueven el desarrollo de conductas favorables hacia las actividades personales y académicas. Al respecto, Rodríguez et al., (2014), Ros y Zuazagoitia (2015) sostienen que las conductas de los padres pueden favorecer el desarrollado de un autoconcepto negativo o positivo, y un tipo de motivación intrínseca o extrínseca hacia las tareas escolares, factores que determinan en parte los resultados académicos.
Por otra parte, Zurita y Álvaro (2014), plantean que el consumo de alcohol y sustancias psicoactivas, entorno familiar y rendimiento académico son piezas fundamentales en la etapa de la adolescencia, por lo que es necesario prestar el máximo de atención a estos factores para el correcto desarrollo físico y psicosocial del individuo. En este estudio, la mayoría de los estudiantes con RA Medio reportaron tener conocimientos de los efectos nocivos del alcohol y prácticas saludables y una minoría con RA bajo reportó prácticas poco saludables, estos resultados insta a ejecutar planes de asesoramiento en estos grupos que permitan mejorar su rendimiento académico, de igual forma fortalecer el desarrollo personal en los que poseen hábitos positivos, si se tiene en cuenta que el riesgo de iniciación en el abuso del alcohol y sustancias psicoactivas, ocurre en las edades entre 12 a 17 años y llega a su auge en las personas de 18 a 25 años (Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito - UNODC, 2018). Ante este factor de riesgo, es imprescindible la formación integral de los estudiantes que promueva el desarrollo de habilidades protectoras del consumo de drogas y el establecimiento de relaciones interpersonales sanas (De San Jorge-Cárdenas et al., 2017).
En la dimensión Tipo de personalidad y Satisfacción Escolar, en el ítem referido a sentirse contento con el estudio, representa la relación de una actitud de comprensión a sí mismo, con la percepción afectiva favorable a un mayor logro educativo. Desde esta perspectiva, se resalta la importancia de las relaciones entre el profesorado y alumnado, como también, el apoyo de la familia para conseguir una buena adaptación escolar y una alta satisfacción con el contexto educativo (Gutiérrez, Tomás, Romero, & Barrica, 2017).
Al explorar los pensamientos y sentimientos del adolescente consigo mismo en la dimensión Imagen Interior, las respuestas referentes a tener pensamientos positivos y reportar un RA Medio, se constituye en un determinante para el logro de metas académicas, hallazgos que son consistentes con lo encontrado por Blanco y Rodríguez-Martínez (2015) quienes afirman, que los estudiantes exitosos sienten que poseen capacidades para mejores resultados académicos y por lo general, tienen una percepción realista de un pensar positivo respecto a sus posibilidades y aptitudes académicas. En sentido contrario, la insatisfacción con la escuela y los bajos logros se relacionan con variables y conductas negativas como el estrés y la depresión (Wang & Fredricks, 2014), relación que al ser estudiada por Ramos-Díaz et al., (2016) evidenciaron, que un desempeño escolar bajo está influenciado de forma directa por el autoconcepto general (p < .05), sin embargo en la presente investigación, los hallazgos fueron disímiles a los datos reportados por los autores citados, al encontrarse una tendencia en la mayoría de los participantes a experimentar algunas veces sentimientos de depresión o tristeza, y a pesar de esto su RA fue Medio.
Los resultados obtenidos en la dimensión Orden, referido a la respuesta de “Algunas veces soy organizado con las responsabilidades diarias” relacionado con un rendimiento académico Medio, concuerdan con el estudio de Miranda-Zapata et al., (2018) quienes encontraron un efecto positivo, moderado y estadísticamente significativo del compromiso cognitivo del escolar sobre las notas (p< .05) como factor influyente directo de la asistencia a clase y como predictor en la trayectoria educativa. Lo anterior reafirma la importancia del asesoramiento sobre hábitos de estudios y planificación del tiempo que facilite la realización de las tareas escolares y por consiguiente un mejor rendimiento.
La edad promedio de los adolescentes procedentes de cuatro instituciones educativas de la Básica secundaria fue de 13.12 años. La relación entre el RA de los adolescentes y la formación académica de los padres, reportó diferencias estadísticas significativas; los resultados reportaron un RA ubicado en la categoría Medio (72,62% de los adolescentes) con calificaciones promedio de 3.5 en la escala numérica de 0 a 5, el cual es sólo aceptable, situación relacionada con las condiciones de pobreza y al bajo nivel educativo de los padres; lo que infiere que el bajo conocimiento de los progenitores aunado a la vulnerabilidad económica se constituye en un factor predictor de logros académicos pocos favorables en los adolescentes estudiados.
Es necesario invertir en una Política Pública Educativa de creación de espacios tutoriales asumidos por docentes de alto nivel en todas las asignaturas, con el propósito de intervenir, reforzar y reafianzar los saberes de los estudiantes con bajo o mediano rendimiento escolar que se ubican en contextos de alta condición de pobreza y con padres de bajo nivel educativo, que poseen mínimas capacidades de apoyo en el proceso de adquisición del aprendizaje de sus hijos, contribuyendo así, a fortalecer las bases para el futuro desarrollo del país en el marco de la consolidación del derecho que tiene todo adolescente a ser educado con calidad.
La relación entre los estilos de vida y el rendimiento académico reportó diferencias significativas en las dimensiones: Familiares y Amigos, Alcohol, Tipo de personalidad y Satisfacción Escolar, Imagen Interior y Orden, lo que evidencia la importancia de reforzar estos aspectos en los contenidos curriculares de las instituciones participantes e implementar programas de fortalecimiento de autoestima y hábitos saludables que generen el empoderamiento del adolescente en lo personal, académico y social. Así mismo, la necesidad de impulsar una participación proactiva de los padres o acudientes en los procesos formativos, con el fin de enseñarles estrategias de apoyo familiar direccionadas a facilitar una interacción efectiva con los adolescentes para promover en ellos un autoconcepto positivo con estilos de vida saludables que a futuro redundará en mejores resultados académicos.
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1. Docente Investigadora. Programa de Enfermería. Grupo de Investigación Cuidado de la Salud. Facultad Ciencias de la Salud. Universidad de Sucre. Magíster en Proyectos de Desarrollo Social.helena.guerrero@unisucre.edu.co
2. Docente Investigadora. Programa de Enfermería. Grupo de Investigación Cuidado de la Salud. Facultad Ciencias de la Salud. Universidad de Sucre. Magíster en Enfermería, énfasis cuidado para la salud cardiovascular. astrid.contreras@unisucre.edu.co
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