Vol. 40 (Nº 41) Año 2019. Pág. 23
ALVAREZ, Marinela B. 1; CONEO, Eliana M. 2 y AMED, Eustorgio J. 3
Recibido: 11/08/2019 • Aprobado: 21/11/2019 • Publicado 25/11/2019
RESUMEN: Se determinó la relación entre los estilos y estrategias de aprendizaje con el coeficiente de correlación de Pearson, con una significancia de p<.05; los resultados muestran heterogeneidad de estilos, predominando el estilo reflexivo, seguido del pragmático; los estudiantes emplean todas las estrategias de aprendizaje, utilizando mayormente y en orden decreciente las de adquisición, apoyo, recuperación y codificación de la información. Se halló correlación directa entre el estilo teórico con las estrategias de recuperación y codificación. |
ABSTRACT: We determined the relationship between learning styles and strategies with the Pearson correlation coefficient, with a significance of p <.05; the results show heterogeneity of styles, reflective style predominates, followed by pragmatic; Students use all learning strategies, using mostly in decreasing order those of acquisition, support, recovery and coding of information. A direct correlation was found between the theoretical style and the recovery and coding strategies. |
La educación en el ámbito universitario afronta el desafío de formar individuos con excelencia, motivados en su quehacer, críticos, reflexivos y con capacidades para adaptarse y enfrentarse a las exigencias que la sociedad demanda en su constante evolucionar, todo lo anterior sustentado en la idea de que todo lo que el individuo hace es el resultado de su aprendizaje. De esta manera, investigaciones en el campo del aprendizaje han intentado concretar y examinar lo que hacen los estudiantes cuando tienen que aprender determinado conocimiento y como estos captan, analizan y procesan ese saber de manera diversa (Gallego & Alonso, 2008). Ahora bien, cuando un estudiante se enfrenta a una situación de aprendizaje, surgen intenciones en este proceso; una concierne a las metas que desea conseguir, es decir lo que quiere aprender y la otra a las estrategias que debe poner en marcha para obtener dicho conocimiento. De allí que cada estudiante cuando aprende, utilice una forma preferida de aprender y requiera del uso consciente e intencionado de estrategias de aprendizaje. Por lo anterior, “los estilos de aprendizaje son una variable importante en el propósito de individualizar la enseñanza, que incide en la forma de aprender y de enseñar, al aplicar estrategias didácticas diversas” (Jácome, 2013).
Gravini (2006) señala que “cada persona aprende de manera distinta y utiliza diferentes estrategias, aprende con diferentes velocidades e incluso con mayor o menor eficacia aunque tengan las mismas motivaciones, el mismo nivel de instrucción, la misma edad o estén estudiando el mismo tema” (p.40). Adviértase pues, que el termino de estilo es algo netamente individual, de allí que cada persona es única y su forma de aprender es totalmente diferente a la otra; esto supone que al haber diversidad en esas individualidades y particularidades en lo que aprendemos; no se puede pensar en un proceso de enseñanza cuya organización o normatividad pretenda ser rígida, estricta, igual y válida para todos los estudiantes; ciertamente el docente, deberá generar escenarios diversos que permitan activar esas peculiaridades. Justamente, Díaz y Hernández (1999) incluyen al docente como ente facilitador, quien debe propiciar ese ambiente enriquecedor, colmando todas las expectativas de sus estudiantes; siendo entonces necesario en el docente la aplicación de estrategias metodológicas que lleven como único fin desarrollar y potencializar en sus discentes nuevas y diferentes maneras de aprender.
Todo esto implicaría entonces, que el docente planifique la enseñanza considerando los estilos de aprendizaje y el estudiante organice su proceso de aprendizaje a partir de la utilización de estrategias de aprendizaje, de tal forma que en conjunto se pueda construir un proceso de enseñanza – aprendizaje más efectivo. En efecto, conocer el estilo de aprendizaje con el cual se aprende, permite al estudiante identificar su fortaleza al momento de concentrarse en el aprendizaje, y el docente por su parte, utilizar los estilos de aprendizaje como una base sólida en la preparación de sus programas académicos (Amado, Brito & Pérez, 2007).
Así mismo, un estudiante emplea una estrategia de aprendizaje cuando es capaz de ajustar su comportamiento (lo que piensa y hace) a las exigencias de una actividad o tarea encomendada por el profesor y a las circunstancias y vicisitudes en que se produce esa demanda (Monereo, Castelló, Clarina, Palma & Pérez, 2007). Ciertamente, el éxito o fracaso del proceso de enseñanza – aprendizaje en los contextos educativos actuales dependerán de las características individuales, sociales, físicas y cognitivas del estudiante, cuya especificidad comportamental está relacionada con la manera en la que el dicente razona, percibe, almacena y procesa la información; y por otro lado al conjunto de habilidades, destrezas y métodos que utiliza el estudiante para aprender algo. Por ello, Reinoso, López, Peguero, y Gutiérrez (2011) resaltan que hoy día es cada vez más reconocida la idea de que aprender no solo significa adquirir conocimientos, sino buscar medios que conduzcan a la solución de problemas, a un aprendizaje activo y autorregulado, lo que implicaría necesariamente la adquisición/producción y aplicación de estrategias efectivas para aprender.
Es por ello que el presente estudio tuvo como propósito de investigación determinar la relación entre los estilos de aprendizaje y las estrategias de aprendizaje en los estudiantes de primer semestre del programa de contaduría pública de una corporación universitaria en Sincelejo - Sucre, una vez identificados estos, los docentes y discentes podrían enfocarse hacia la forma de cómo están apropiándose del conocimiento en lo que respecta a las técnicas, métodos y estrategias de aprendizaje utilizadas para aprender.
La investigación se desarrolló con una metodología cuantitativa de corte transversal con diseño correlacional. La población estuvo conformada por 110 estudiantes de primer semestre de contaduría pública diurno. Para el procedimiento de selección de la submuestra se utilizó el método coordinado negativo, para lo cual se generaron distribuciones uniformes (0,1) empleando la función de Excel= ALEATORIOA ( ). Siendo el tamaño muestral 46 estudiantes. Como técnicas para la recolección de la información se utilizó para medir la variable estilos de aprendizaje el cuestionario CHAEA de (Honey - Alonso 1992) y para la variable estrategias la Escala de Estrategias de Aprendizaje - ACRA - abreviada para estudiantes universitarios, el cual es una adaptación realizada por (De la Fuente, y Justicia, 2003) de la versión de Román y Gallego (1994).
La información recolectada se registró en dos plantillas, una para identificar los estilos de aprendizaje y otra para las estrategias de aprendizaje. Para el proceso de digitalización de los instrumentos se codificaron formularios en el paquete estadístico EPI INFO Versión 7.2, desarrollando código de procesamiento de acuerdo a los siguientes criterios: para la calificación del cuestionario CHAEA, se tomaron la preferencia MUY ALTA para cada estilo, definiéndose así los cuatro estilos de aprendizaje propuestos; activos, reflexivos, teóricos y pragmáticos, de igual forma se consideró una quinta casilla para identificar que estilos de aprendizaje combinados podían darse en la población objeto de estudio. En cuanto a las estrategias de aprendizaje ACRA, se calificaron considerando el puntaje de respuesta más alto contemplado en las cuatro escalas independientes de procesamiento de la información que integran el instrumento.
Para la correlación de los estilos y estrategias de aprendizaje, se utilizó el paquete estadístico IBM SPSS Statistics, Versión 23.0, para lo cual se manejó el procedimiento de Correlaciones Bivariadas para el test de Correlación de Pearson; que permitió analizar la relación entre las estrategias de aprendizaje de la escala ACRA, con los estilos de aprendizaje preferidos por los estudiantes.
En la Tabla 1, los resultados muestran variabilidad de estilos de aprendizaje, al respecto, el activo y el teórico se dan en menor porcentaje. No obstante, se resalta a la polaridad reflexiva como la máxima preferencia (26%) dentro del grupo de estudiantes, de allí que a estos se les facilita aprender, cuando investigan detenidamente, escuchan, analizan y reflexionan exhaustivamente a partir de la observación y según su ritmo de trabajo. Le siguen la preferencia pragmática (19,6%), quienes optan por aprender a través de la experimentación, aplicando técnicas, planificando e imitando modelos con asesoramiento de un experto, de allí que son considerados solucionadores de problemas.
Por otro lado, se evidenciaron en menor porcentaje las preferencias combinadas, es decir, estudiantes que se movilizan de manera favorable ante una tarea de aprendizaje con características de dos polaridades de estilo. De este modo se orientaron hacia las combinaciones activo – pragmático/ activo – teórico, pero con porcentajes muy bajos.
Tabla 1
Distribución de los estilos de aprendizaje en los
estudiantes de primer semestre de contaduría
Estilo |
Frecuencia |
Porcentaje |
REFLEXIVO |
12 |
26,1% |
PRAGMATICO |
9 |
19,6% |
TEORICO PRAGMATICO |
8 |
17,4% |
TEORICO |
7 |
15,2% |
ACTIVO |
6 |
13,0% |
ACTIVO TEORICO |
3 |
6,5% |
ACTIVO PRAGMATICO |
1 |
2,2% |
Total |
46 |
100,0% |
Fuente: Construcción propia de los autores
En el Grafico 1 y Tabla 2 se evidencia en los estudiantes de contaduría la utilización de todos los niveles de procesamiento para llevar a cabo las tareas de aprendizaje. Para tal caso, hacen mayor uso de las estrategias de adquisición (36%), destacando las subestrategias de repetición y fragmentación como el subrayado, para adquirir la información. A estas le siguen las estrategias de apoyo (32%), utilizando mayormente subestrategias motivacionales intrínsecas y de apoyo social que les sirven para activar, regular y mantener su conducta de estudio. Continúan con menor porcentaje, las estrategias de recuperación (31%), empleando subestrategias de planificación y control de respuestas, para la búsqueda de información. Contrariamente, las estrategias que requieren de niveles de procesamiento más o menos profundos como las estrategias de codificación, los estudiantes en estas presentaron el menor porcentaje (20%), utilizando mayormente, subestrategias basadas en la selección y organización del material. No obstante, son pocos los estudiantes que logran traducir, organizar e integrar ese conocimiento en estructuras de significado más profundas.
Grafico 1
Distribución de las estrategias de aprendizaje en
los estudiantes de primer semestre de Contaduría
Fuente: Construcción propia de los autores
-----
Tabla 2
Distribución de las subestrategias de aprendizaje en
los estudiantes de primer semestre de contaduría
Adquisición |
% |
Codificación |
% |
Recuperación |
% |
Apoyo |
% |
Subrayado |
76 |
Selección y organización |
46 |
Selección y organización |
35 |
Conciencia funcionalidad estrategia |
72 |
Repetición y relectura |
70 |
Apoyo social |
39 |
Elaboración |
54 |
Motivación |
87 |
Comprensión |
35 |
Comprensión |
20 |
Planificación y control de respuesta |
76 |
Control de ansiedad |
20 |
Habito de estudio |
44 |
|
|
Comprensión |
33 |
Condiciones contradistractoras |
46 |
|
|
|
|
|
|
Apoyo social |
80 |
|
|
|
|
|
|
Horario y plan de trabajo |
24 |
Fuente: Construcción propia de los autores
En la Tabla 3 y 4 se muestra la estadística descriptiva y correlacional de los estilos y estrategias de aprendizaje, se observa que la menor dispersión de los datos con relación a la media corresponde a la estrategia de codificación (s=1,530) y la mayor a la de Apoyo (s=3,360).
Según el análisis correlacional entre los estilos (teórico, reflexivo, pragmático y activo) y las estrategias (adquisición, codificación, recuperación y apoyo) en 46 estudiantes seleccionados de la muestra total, los resultados de la investigación demostraron que no hubo significación estadística entre los estilos reflexivo, activo y pragmático y las estrategias de adquisición y apoyo (Tabla 4). Por el contario, en el resultado del coeficiente de correlación de Pearson, el valor de la probabilidad fue de (r= ,483 sig=,001), al ser ese valor menor de 0,05, se puede afirmar que existe una relación positiva altamente significativa entre el estilo Teórico con la estrategia de Recuperación. Igualmente, el valor de (r=,337 sig=,022), lo cual indica una relación positiva significativa entre este estilo con la estrategia de Codificación, lo que manifiesta que esta variable si está relacionada. (Tabla 4).
Tabla 3
Estadísticos descriptivos de los estilos y estrategias de aprendizaje
|
Media |
Desviación Típica |
N |
ACTIVO |
11,17 |
2,954 |
46 |
REFLEXIVO |
14,70 |
3,076 |
46 |
TEORICO |
13,22 |
2,658 |
46 |
PRAGMATICO |
13,65 |
2,558 |
46 |
ADQUISICION |
3,20 |
2,018 |
46 |
CODIFICACION |
1,43 |
1,530 |
46 |
RECUPERACION |
3,13 |
2,419 |
46 |
APOYO |
5,67 |
3,360 |
46 |
-----
Tabla 4
Matriz de correlaciones entre estilos
y estrategias de aprendizaje
|
ACTIVO |
REFLEXIVO |
TEORICO |
PRAGMATICO |
|
ACTIVO |
Correlación de Pearson |
1 |
-,202 |
-,163 |
,279 |
Sig. (bilateral) |
|
,178 |
,278 |
,061 |
|
N |
46 |
46 |
46 |
46 |
|
REFLEXIVO |
Correlación de Pearson |
-,202 |
1 |
,462** |
-,062 |
Sig. (bilateral) |
,178 |
|
,001 |
,683 |
|
N |
46 |
46 |
46 |
46 |
|
TEORICO |
Correlación de Pearson |
-,163 |
,462** |
1 |
,302* |
Sig. (bilateral) |
,278 |
,001 |
|
,041 |
|
N |
46 |
46 |
46 |
46 |
|
PRAGMATICO |
Correlación de Pearson |
,279 |
-,062 |
,302* |
1 |
Sig. (bilateral) |
,061 |
,683 |
,041 |
|
|
N |
46 |
46 |
46 |
46 |
|
ADQUISICION |
Correlación de Pearson |
,020 |
-,144 |
,037 |
-,081 |
Sig. (bilateral) |
,894 |
,339 |
,805 |
,591 |
|
N |
46 |
46 |
46 |
46 |
|
CODIFICACION |
Correlación de Pearson |
,007 |
,161 |
,337* |
,255 |
Sig. (bilateral) |
,961 |
,285 |
,022 |
,087 |
|
N |
46 |
46 |
46 |
46 |
|
RECUPERACION |
Correlación de Pearson |
-,153 |
,167 |
,483** |
,036 |
Sig. (bilateral) |
,311 |
,268 |
,001 |
,811 |
|
N |
46 |
46 |
46 |
46 |
|
APOYO |
Correlación de Pearson |
-,272 |
,242 |
,259 |
,155 |
Sig. (bilateral) |
,068 |
,106 |
,082 |
,305 |
|
|
ADQUISICION |
CODIFICACION |
RECUPERACION |
APOYO |
|
ACTIVO |
Correlación de Pearson |
,020 |
,007 |
-,153 |
-,272 |
Sig. (bilateral) |
,894 |
,961 |
,311 |
,068 |
|
N |
46 |
46 |
46 |
46 |
|
REFLEXIVO |
Correlación de Pearson |
-,144 |
,161 |
,167 |
,242 |
Sig. (bilateral) |
,339 |
,285 |
,268 |
,106 |
|
N |
46 |
46 |
46 |
46 |
|
TEORICO |
Correlación de Pearson |
,037 |
,337* |
,483** |
,259 |
Sig. (bilateral) |
,805 |
,022 |
,001 |
,082 |
|
N |
46 |
46 |
46 |
46 |
|
PRAGMATICO |
Correlación de Pearson |
-,081 |
,255 |
,036 |
,155 |
Sig. (bilateral) |
,591 |
,087 |
,811 |
,305 |
|
N |
46 |
46 |
46 |
46 |
|
ADQUISICION |
Correlación de Pearson |
1 |
,569** |
,459** |
,354* |
Sig. (bilateral) |
|
,000 |
,001 |
,016 |
|
N |
46 |
46 |
46 |
46 |
|
CODIFICACION |
Correlación de Pearson |
,569** |
1 |
,519** |
,465** |
Sig. (bilateral) |
,000 |
|
,000 |
,001 |
|
N |
46 |
46 |
46 |
46 |
|
RECUPERACION |
Correlación de Pearson |
,459** |
,519** |
1 |
,569** |
Sig. (bilateral) |
,001 |
,000 |
|
,000 |
|
N |
46 |
46 |
46 |
46 |
|
APOYO |
Correlación de Pearson |
,354* |
,465** |
,569** |
1 |
Sig. (bilateral) |
,016 |
,001 |
,000 |
|
|
N |
46 |
46 |
46 |
46 |
** La correlación es significativa al nivel 0,01 (bilateral).
*. La correlación es significante al nivel 0,05 (bilateral).
Se concluye que en la muestra total se observó heterogeneidad en los estilos de aprendizaje, cuya predominancia se debió al estilo reflexivo seguido por el pragmático, frente al estilo teórico y activo respectivamente. Por consiguiente, esta inclinación por los estilos reflexivo y pragmático, indicaría que privilegian los procesos metacognitivos al realizar una tarea académica de manera más explícita que los estudiantes teóricos y activos; condición propia de éstos, ya que son descritos como personas receptivas, que piensan antes de actuar, precavidos, que analizan la situación desde diferentes perspectivas antes de dar un resultado; estos estilos piensan de forma secuencial, paso a paso, analizando y sintetizando la información (Gravini & Iriarte, 2008). Por ello, los alumnos con estas tipologías de estilos analizan la situación que se les plantea antes de actuar y tratan de resolverlas en forma práctica (Laugero, Balcaza, Salinas & Craveri, 2009). Estos resultados son congruentes con los hallados por Mira, Roncancio, Muñoz, Camargo (2014) en estudiantes de Contaduría Pública de la Universidad Militar Nueva Granada (UMNG), cuya investigación les permitió comprender las formas en que el estudiante de contaduría publica aprende, refiriendo que estos lo hacen por medio de diagramas, de la lectura, de la toma de apuntes, son de pensamiento abstracto, buenos categorizando, relacionando los conceptos y creándolos, y su aprendizaje es relativamente rápido.
En contraste con lo anterior, los valores obtenidos para el perfil de aprendizaje teórico y activo fueron los más bajos, lo que evidencia la escases de estudiantes con mente abierta, participativos, competitivos, planificadores, organizados, entusiastas en la realización de tareas nuevas, decididos a resolver problemas, buscando siempre una manera mejor de hacer las cosas. En este contexto, Gómez y Yacarini (2005) y Gutiérrez, García, Vivas, Santizo, Alonso y Arranz (2010) hallaron iguales resultados en estudiantes de primer año de la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo y en alumnos que iniciaban sus estudios universitarios en diversas facultades de Venezuela, México y España respectivamente. De este modo, sería necesario planificar y generar estrategias pedagógicas que hagan énfasis en experiencias concretas, trabajos en equipo, actividades que integren hechos en teorías, resolución de problemas, análisis sobre situaciones complejas que puedan ser aplicables en un contexto, asegurando la articulación teórico - práctica y la estimulación del trabajo participativo y colaborativo. Ante ello, Romero, Jordán, Ilaquiche, García, y Tapia (2019) expresan que “el profesor tiene como objetivo formar entes humanos críticos, reflexivos y creativos, que favorezcan el desarrollo social, suficientes para dar respuesta a problemáticas, descifrar, edificar y argüir definiciones para lograr los fines planteados”.
En cuanto a las estrategias de aprendizaje, se constató que los estudiantes aun cuando emplean todas las estrategias, estas se manifiestan con poca frecuencia. Así, en orden decreciente se presentan las estrategias de adquisición, apoyo, recuperación y codificación de la información, lo cual deja entrever que, en el proceso de aprendizaje, los estudiantes utilizan habilidades de selección de información, memorización mecánica, estrategias sociales, destrezas de evocación significativa y por último la reelaboración y aplicación de la información a nuevos contextos. En consecuencia, los estudiantes desarrollan aprendizajes superficiales, que solo requieren un nivel bajo de habilidades cognitivas, que involucran acciones de identificar, reconocer y clasificar, las cuales van en detrimento del aprendizaje profundo, no favoreciendo los altos niveles de habilidades cognitivas que llevan a la apropiación critica del conocimiento. Lo anterior es consecuente con los resultados hallados por Correa, Castro, y Lira (2004) y Bertel, y Torres (2008) con estudiantes universitarios de Chile y Colombia, quienes concluyeron que en estas poblaciones observaron el poco habito de estudio, desorganización de la información, falta de planificación de sus actividades, poca comprensión y no control de ansiedad. Así mismo, la experiencia práctica de los docentes declara que los educandos emplean estrategias defectuosas de mecanización memorística, así como que se encuentran muy limitados en el ejercicio de la metacognición, lo que facilita un comportamiento desprovisto de autorregulación de los tiempos y gestión del estudio y notables impedimentos para la práctica del conocimiento alcanzado en nuevos contextos (Santibáñez & Sabando, 2016). En la misma línea, Reinoso, López, Peguero, y Gutiérrez (2011) para referirse al escaso uso de las estrategias, explica que los estudiantes del primer año que llegan a centros universitarios, aún no han vencido las tareas del desarrollo que corresponden a la edad juvenil; estas están en plena conformación y desarrollo, por lo que es importante darles estrategias para que aprendan a ser; por lo tanto la forma de hacerlo es producir un cambio en los métodos didácticos, donde se implique al alumno en el aprendizaje, se diseñen actividades teniendo en cuenta el objetivo y la estrategia necesaria para realizarla y donde después de llevarlas a cabo, se dedique un tiempo a evaluar los pasos dados.
En lo concerniente a la correlación entre las variables estilos y estrategias de aprendizaje en la muestra total, se evidenció que los estilos activo, reflexivo y pragmático parecen no estar relacionados de manera exclusiva con las estrategias de adquisición y apoyo. Por lo tanto, la relación no es recíproca, ya que no se mantuvo una correlación constante. Lo anterior, concuerda con los resultados hallados por López y Falchetti (2009) en estudiantes de la facultad de educación de la Universidad de León, quienes explicaron que las correlaciones no se mantuvieron constantes, concluyendo que la puesta en práctica de un estilo concreto no está determinada tanto por el objetivo que el alumno busca conseguir cuando se enfrenta a una tarea de aprendizaje (superarla o conseguir un aprendizaje) como con las estrategias que activa para resolverla. De igual forma, López y Silva (2009) no reportan relación entre un estilo preferente y las estrategias de aprendizaje. No obstante, sugieren la necesidad de impartir una enseñanza explicita y sistemática de estrategias considerando el estilo de aprendizaje del alumno.
Sin embargo, es imperante resaltar que se hallaron correlaciones significativas estadísticamente entre el estilo teórico y las estrategias de recuperación y codificación, lo que indica que a medida que se incrementa la puntuación por este estilo, los estudiantes tienden a puntuar más alto en estas dos estrategias, en otras palabras se concluye que entre más racionales, objetivos, críticos, metódicos y lógicos sean los estudiantes, estos cumplirán con mayor eficacia su objetivo de aprendizaje al utilizar estas estrategias, pues obtendrán mejores resultados al aumentar y potenciar su rendimiento a través de la motivación y la autoestima, se recuperaran los conocimientos almacenados, y se cumplirán los objetivos propuestos. Estos hallazgos son congruentes con Aguilar (2010), en estudiantes de primer ingreso a estudios universitarios en Argentina, al confirmar la relación entre los estilos reflexivo y teórico con el empleo de estrategias de autorregulación (alta motivación académica, administración eficiente de su tiempo, planificación de las actividades para estudiar y selección de información relevante). En la misma línea, Gravini (2006) argumenta que los estilos se caracterizan por un haz de estrategias de aprendizaje que se correlacionan de manera significativa, es decir, cuya frecuencia de aparición concurrente permite marcar una tendencia. Así mismo, Santibáñez y Sabando (2016) expresan que los estudiantes que operen estrategias encaminadas al aprendizaje profundo o de calidad tendrán una mejor experiencia educacional en la universidad y obtendrán un mayor provecho disciplinario-epistemológico de los saberes fundantes de sus carreras y una propensión más evidente a un compromiso afectivo-ético hacia la actuación y praxis personal y profesional en el ejercicio laboral y social futuro.
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1. Fonoaudióloga. Especialista en docencia, Magister en Educación. Docente asociada del programa de Fonoaudiología. Universidad de Sucre. Sincelejo – Colombia. Email: marinela.alvarez@unisucre.edu.co
2. Fonoaudiólga. Magíster en Trastornos Cognoscitivos y del Aprendizaje. Docente Investigador. Universidad de Sucre. Facultad de Ciencias de la Salud. Email: eliana.coneo@unisucre.edu.co
3. Enfermero. Magister en Salud Pública. Docente Investigador. Universidad de Sucre. Facultad Ciencias de la Salud. Email: eustorgio.amed@unisucre.edu.co