Vol. 40 (Nº 38) Año 2019. Pág. 21
PUIG-CABRERA, Miguel 1 y FORONDA-ROBLES, Concepción 2
Recibido: 16/07/2019 • Aprobado: 30/10/2019 • Publicado 04/11/2019
RESUMEN: República Dominicana se encuentra en el ranking de los cinco destinos más visitados en Latinoamérica. Por otra parte, la situación de pobreza continúa siendo un problema serio entre la población dominicana. El objetivo principal de este trabajo consiste en evaluar las percepciones que tienen los empleados del sector turístico acerca de la calidad de vida que les reporta esta actividad. Para ello, se realizó un estudio de caso a partir de un análisis psicométrico basado en los modelos tradicionales de calidad de vida. Los resultados muestran que los beneficios a corto plazo son directos, mientras que a mediano/largo plazo éstos son más difusos. |
ABSTRACT: Dominican Republic is in the ranking of the five most visited destinations in Latin America. On the other hand, the situation of poverty continues to be a serious problem among the Dominican population. The aim of this research is to evaluate the perceptions that tourism employees have about the quality of life that this activity brings to them. For this, a case study was carried out based on a psychometric analysis based on traditional models of quality of life. This work offers a psychometric analysis about the effects that tourism has on the quality of life of the employees of the tourism sector from their own perception. The results show that the short-term benefits are direct, while in the medium/long term they are more diffuse. |
En los últimos años, el turismo ha experimentado un importante crecimiento a nivel mundial, llegando a representar cerca del 10% del PIB global (WTTC, 2018) y alrededor del 7% de las exportaciones mundiales. Las cifras de flujos turísticos publicadas por la OMT (2019) constatan que en el año 2018 se alcanzaron 1.400 millones de llegadas, creciendo de manera sostenida año tras año a una tasa media del 3,3% (+4,4% los destinos emergentes y +2,2% los destinos tradicionales) desde el año 2010.
El mercado turístico internacional se encuentra liderado por los destinos tradicionales (principalmente destinos europeos). Sin embargo, se espera que para el año 2030 el crecimiento continuado de los destinos emergentes llevará a estos países a cuota de mercado del 57%, representando una nueva oportunidad para estas economías (OMT, 2018a). Esto será posible si logran establecer modelo de desarrollo turístico que permita convertir este crecimiento en prosperidad económica para la población, propiciando cambios cualitativos y cuantitativos en sus condiciones de vida (Holden, 2013). Esta potencialidad del sector turístico ha sido reconocida en las estrategias mundiales de desarrollo (ONU, 2015a, 2015b) materializadas en los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y, posteriormente, en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en la Agenda 2030 (OMT, 2015).
Asimismo, el Informe de Turismo para el Desarrollo (OMT, 2018) señala la necesidad de cuantificar los efectos reales que reporta el turismo sobre la calidad de vida (CV) de la población, con vistas a conocer la propensión de los modelos de desarrollo turístico actuales para generar bienestar socio-económico en los destinos emergentes.
Atendiendo a su definición más aceptada, la CV es “la percepción que un individuo tiene de su lugar en la existencia, en el contexto de la cultura y del sistema de valores en los que vive y en relación con sus objetivos, sus expectativas, sus normas y sus inquietudes” (OMS, 1994 p. 25), es decir, el grado de bienestar sentido por un individuo o una colectividad (Mathew & Sreejesh, 2017).
Asociado a la CV está el concepto de bienestar, que puede definirse como "aquella situación en la que se está cuando se satisfacen las necesidades, y cuando se prevé que han de seguir siendo satisfechas" (Morales, 1994 p. 105). Esto supone que el individuo se encuentra en condiciones de bienestar, siempre y cuando las necesidades cubiertas en el presente continúen estándolo durante el medio-largo plazo. Otros autores añaden que ese bienestar está condicionado por el conjunto de bienes que se poseen, así como los lugares y personas con las que se interaccionan, cobrando importancia elementos como la situación financiera o la comunidad en la que el individuo se inserta, el atractivo del medio, la salud, la relación con el gobierno, así como el propio estado emocional (Bakar et al., 2015).
La literatura aborda la CV desde dos visiones distintas (Ridderstaat et al., 2016): dimensión objetiva y subjetiva. La primera estudia el contexto socio-económico de la población objeto de estudio a partir de datos y fuentes que permitan obtener conclusiones lógicas sin indagar en sus percepciones y pensamientos(Lotfi & Koohsari, 2009), es decir, se relaciona con el cumplimiento de demandas. La dimensión subjetiva (Andereck & Nyaupane, 2011; Uysal et al., 2016) centra el análisis en la realidad socioeconómica desde la perspectiva de los propios individuos que la conforman, para conocer cómo la perciben en base a los tres enfoques filosóficos vinculados a la CV: normativas ideales, experiencias propias y posibilidad de elegir los bienes y servicios que una persona desea (Diener, 2012). Por tanto, la CV atiende a las condiciones de vida objetivas y al bienestar subjetivo, comprendiendo la satisfacción de necesidades individuales y colectivas.
En los últimos años, el binomio turismo y CV ha proliferado en la literatura (Smith & Diekmann, 2017). Algunos estudios analizan la incidencia del turismo en la CV desde el lado del turista, a partir de lo que viajar les reporta en sus vidas (Kim et al., 2015). Sin embargo, el número de estudios que consideran la población local como su principal objeto de análisis es creciente (Kim et al., 2013; Liang & Hui, 2016; Lin et al., 2017; Woo et al., 2015).
La literatura señala que las percepciones de la población sobre el turismo tienden a ser más positivas cuando se trata de un modelo que tiende a la sostenibilidad (Paul & Sreejesh, 2017). Otros autores consideran que la dimensión económica o la oportunidad de encontrar un empleo satisfacen positivamente las percepciones de la población, en cambio, el escaso tiempo disponible de descanso o el estado emocional continúan siendo un problema (Ridderstaat et al., 2016). Algunas investigaciones se han centrado en el impacto de la CV de los residentes (Kim et al., 2013). Estos estudios coinciden en que estos impactos son moderados por el grado de contacto personal y el beneficio del turismo (Hartwell et al, 2012). Su et al., (2018) indican que el uso de la responsabilidad social de un destino mejora la percepción de los residentes.
Uysal y Williams (1997) sostienen que una vez que una comunidad se convierte en un destino turístico, la vida de los residentes puede verse afectada. Esto ha llevado a una amplia gama de investigaciones relacionadas con los impactos del turismo en las comunidades del destino (Hartwell et al., 2018) y sobre los impactos en los entornos sociales y culturales, y las percepciones y actitudes hacia esos impactos (Andereck & Nyaupane, 2011; Buzinde et al., 2014; Khizindar, 2012; Moscardo, 2014; Usher & Kerstetter, 2014).
El objetivo principal de este trabajo consiste en evaluar las percepciones que tienen los empleados del sector turístico acerca de la CV que les reporta esta actividad, entendiendo este concepto como un proceso social con dimensiones materiales, relacionales y subjetivas (bienestar tangible y estado emocional, atractivo del medio, entorno comunitario y las condiciones de salud y, relación con el gobierno) ligado al turismo. Para ello, se presenta el estudio de caso de República Dominicana a partir de un análisis psicométrico basado en los modelos de CV tradicionales.
Después de esta introducción, la primera sección recoge algunas referencias a las dimensiones que abordan los modelos de CV en la literatura. A continuación, se presenta la metodología utilizada para el diseño, validación y recolección de datos, así como su posterior tratamiento y análisis. La tercera sección presenta los principales resultados obtenidos en el estudio a partir de una Matriz Cobertura-Privación. Finalmente, la cuarta sección recoge las conclusiones del trabajo.
Los modelos de CV en la literatura se encuentran asociados a un mayor o menor número de dimensiones, en función del fenómeno que se desea analizar. En esta sección se presentan aquellos constructos que, si bien pueden recibir alguna denominación alternativa en otros trabajos, los aspectos que analizan, coinciden con lo que la literatura académica considera a la hora de abordar un análisis socio-económico como el que se presenta (Figura 1): bienestar material (BM), bienestar emocional (BE), bienestar cultural y medioambiental (BCM), bienestar gubernamental (BG) y bienestar comunitario (BC).
Figura 1
La calidad de vida y sus
constructos principales
El bienestar material (BM) comprende lo referente a las necesidades materiales del individuo, englobando todo aquel bien tangible que éste considera fundamental para mantener su existencia (Millán-Puelles, 1972).
Dado que este bienestar se encuentra condicionado por la percepción subjetiva, una misma realidad puede ser interpretada de tantas maneras como individuos existan. Siddiqi (2004) describe el ejemplo de bienestar material en una comunidad bangladeshí como aquella en la que “'bhat, kapor o shonman niye shukhey thakbo” (vivimos en felicidad con arroz, ropa y respeto) (White, 2010). Otro caso similar se da en Bután, a pesar del elevado nivel de desnutrición y pobreza energética a nivel nacional, el estudio de Biswas-Diener et al. (2015) reportó casos de satisfacción muy superiores a lo que podría esperarse.
Kim et al. (2013) señalan que los beneficios tangibles que reporta el turismo en las comunidades locales son notables, generando una actitud positiva hacia su satisfacción de vida, a pesar de traer consigo la inflación en el precio de los bienes, servicios, y las propiedades inmobiliarias.
Por su parte, Woo et al. (2015) atribuyen la percepción del desarrollo turístico por parte de la población, en relación a la influencia positiva que tiene sobre sus bienes materiales y su CV. Sin embargo, Dogru et al. (2019) sostienen que el turismo logra una mejora del bienestar material muy ínfima si se compara con la que reporta otros sectores.
El bienestar emocional (BE) supone otro de los pilares principales de la CV (Buzinde et al., 2014; Khizindar, 2012; Mathew & Sreejesh, 2017; Uysal et al., 2016). Atendiendo a su definición más aceptada, puede entenderse como “un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad” (OMS, 2013 p. 1).
Además de los beneficios materiales que reporta, el turismo también puede contribuir de manera positiva en el valor percibido por parte de la población, en cuanto a los beneficios intangibles se refiere (Woo et al., 2015), como es el caso del estudio de Southcott & Joseph (2013), que explora el compromiso comunitario y cultural de los miembros del Coro Furlan, en Melbourne (Australia) a través de la música compartida.
Otros casos que sirven para contextualizar el BE radican en la percepción de los diferentes grupos étnicos en una misma área geográfica (Andereck et al., 2007), o entre los residentes involucrados y que se benefician de turismo, comparado con aquellos que no lo hacen (Jurowski y Brown, 2001; Perdue et al., 1999; Peters y Schuckert, 2014; Yu, Chancellor y Cole, 2011), siendo un factor clave la proximidad al centro de la actividad turística (Chancellor et al., 2011).
Woo et al. (2018) examinaron que los residentes afiliados a la industria turística perciben este sector de manera más positiva y más afín, por lo que incide de manera más significativa a su CV.
Nawijn & Mitas (2012) ofrecen evidencias empíricas sobre la satisfacción cognitiva que reporta el turismo en destinos turísticos con elevados niveles de desarrollo, como es el caso de Palma de Mallorca, favoreciendo las relaciones interpersonales y la sensación de plenitud.
En otros casos, esta relación positiva es atribuida a la modalidad turística en la que se desarrolla el estudio. Korpela et al. (2014) probaron una incidencia más beneficiosa en el bienestar emocional de empleados turísticos cuando éstos se encuentran vinculados a la práctica deportiva en destinos de naturaleza.
El bienestar cultural y medioambiental (BCM) comprende otra de las dimensiones clásicas en los modelos de CV. Éste se refiere a la percepción de la población acerca de los efectos que tiene el turismo sobre los recursos culturales y naturales existentes en el entorno.
Existen casos en los que el exceso de conservación medioambiental puede deteriorar la percepción de la población acerca de la bondad del turismo. Buzinde et al. (2014) describen el caso de dos tribus Masái en Tanzania cuya percepción acerca del desarrollo turístico es negativa. Esto se justifica por el exceso de políticas de conservación ambiental, provocando que el número de especies animales se vea incrementado de manera considerable, y generando importantes pérdidas para estas comunidades (invasión de granjas, pérdida de ganado, deterioro de cosechas, muertes etc.). Por ello, en ocasiones, los líderes ambientales chocan con los pueblos indígenas para conservar los valores naturales de las tierras tradicionales por el bien común (Tranter et al., 2017).
Naidoo & Sharpley (2016) exponen cómo el modelo turístico de enclave de las islas Mauricio provoca segregación espacial, y un limitado intercambio turista-residente, mientras que las tradiciones locales son mercantilizadas.
Otra aportación es un estudio de Cecil et al. (2008, 2010) que exploraron cómo el desarrollo de una iniciativa de turismo cultural en Indianápolis impactó en la CV de los residentes, a partir de la medición de: "ser" (características físicas), "pertenencia" (características ambientales) y "convertirse" (características emocionales, mentales y espirituales).
Existe una clara relación entre turismo y calidad institucional, aunque ha sido poco estudiada. Buitrago et al. (2018) lo explican a través del nivel de renta. En este caso, la especialización turística repercute positivamente sobre la redistribución de la renta. El turismo es un sector que emplea especialmente a colectivos desfavorecidos (trabajadores poco cualificados y un porcentaje importante de mujeres).
Otros estudios analizan el papel del gobierno local en la distribución de las necesidades básicas y equitativas a su comunidad, como el bienestar sanitario y la seguridad. La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no sólo para reducir afecciones o enfermedades (OMS, 2013).
Los servicios prestados por las autoridades municipales es una preocupación por los residentes, ya que la falta de transparencia o la rendición de cuentas son desafíos a los que enfrenta la administración. En los países asiáticos, un problema común es la falta de transparencia y responsabilidad de la administración pública (Bennett & Dearden, 2014; Kim, 2008). Asimismo, la pobreza se ve agravada por el acceso limitado a los servicios básicos, la vivienda deficiente, las oportunidades de empleo limitadas o infraestructuras inadecuadas.
Por otro lado, las noticias de los medios de comunicación frecuentemente cubren aspectos negativos del bienestar gubernamental, y cada vez hay más artículos científicos que tratan la corrupción en el turismo (Das & Di Renzo, 2010; Poprawe, 2015; Saha & Yap, 2015; Santana-Gallego et al., 2016). Esto daña considerablemente la imagen del destino, aunque algunos países prosperan a pesar de la corrupción (Li & Wu, 2010). Otras razones son el abuso de los derechos humanos en la industria turística y la violación de los derechos laborales (Papathanassis et al., 2018; Ram, 2018). Un caso analizado es el maltrato a las trabajadoras de los hoteles latinoamericanos, recibiendo baja remuneración, falta de licencia remunerada por enfermedad u horas extras, incluso la carencia de herramientas de limpieza o equipos de protección adecuados (Hsieh et al., 2017).
Si el bienestar emocional se refería a una situación individual, el bienestar comunitario (BC) no es tanto nueva forma de vida, sino cómo se enfoca la misma. Siguiendo los modelos de CV tradicionales (Andereck & Nyaupane, 2011; Mathew & Sreejesh, 2017; Uysal et al., 2016), el BC en un destino turístico se produce cuando la población percibe que los visitantes que llegan al mismo cuentan con un espíritu socialmente responsable que pretende contribuir de manera positiva a la comunidad (Smith & Reisinger, 2013).
El BC hace referencia a la percepción colectiva de las dimensiones anteriores. Algunos autores sostienen que dependiendo del ciclo de vida de cada destino turístico (Butler, 2004), la manera en que afecta al BC puede variar de manera significativa (Kim et al., 2013).
EL BC también puede vincularse a la felicidad, como el bienestar hedónico y la vida comprometida. La medición de la felicidad parece ser más afectiva, mientras que la medición de la satisfacción con la vida es más cognitiva (Sirgy, 2012).
Las técnicas psicométricas para medir el bienestar de una población han sido utilizadas con frecuencia para diferenciar la CV percibida entre diversos grupos de población (Biswas-Diener et al., 2015) y analizar así las dimensiones asociadas al bienestar (situación financiera y estado emocional, entorno comunitario, atractivo del entorno, salud, y relación con el gobierno) con otros conceptos como el turismo (Andereck, & Nyaupane, 2011; Smith & Diekman, 2017; Willis, 2015; Uysal et al., 2016), la salud (Devlin et al., 2018; Dumuid et al., 2017), la educación (Ross & Van Willigen, 1997), la sostenibilidad (Portney, 2013), o el medio ambiente (Hollander & Staatsen, 2003), entre otros.
El bienestar y las medidas subjetivas cada vez son más utilizadas como complemento a indicadores económicos y sociales para orientar las políticas públicas (Diener et al., 2009), y completar las bases de datos estadísticas (OCDE, 2013).
Siguiendo lo que proponen otros estudios de bienestar y CV en economías emergentes (Camfield et al., 2009), este trabajo parte de una metodología cualitativa que pretende ilustrar el potencial de este tipo de métodos para contar con una comprensión holística de las percepciones y experiencias de los empleados del sector turístico acerca de las oportunidades que esta actividad les reporta para su CV.
Para ello, se acude al estudio de caso de República Dominicana, centrando la atención en los empleados del sector turístico. Este país, como destino emergente, se caracteriza no sólo por su carácter insular, sino también por ser un foco en el que coexisten elevados niveles de pobreza y desarrollo turístico. Con una concentración del 20% de los turistas que visitan el Caribe (ONE, 2018), esta isla recibió 6,5 millones de turistas en 2018 (+ 6,2% más que el año anterior). A pesar de eso, la pobreza afectó al 30% de la población dominicana en dicho año (ONE, 2018).
Es indiscutible que la CV de una persona depende de múltiples dimensiones que pueden variar atendiendo a diversos modelos (Carneiro et al., 2018; Kim et al., 2015; Uysal et al., 2016). Así, dependiendo de los aspectos que se analicen en un modelo, éste podrá contener tantas dimensiones como deseen estudiarse. Puede darse el caso de un trabajo que pretenda profundizar en la CV de un paciente con una determinada enfermedad (Piga et al., 2018), indagando en un número más reducido de constructos, o bien, analizar un conjunto de aspectos socio-económicos que esbocen un modelo más complejo y amplio, para lo que incluso han sido creados índices a nivel internacional por organismos competentes en la materia, como el Índice de Desarrollo Humano (PNUD, 1990)).
Una de las herramientas más frecuentes para evaluar la CV entre la población es el cuestionario (Bacon et al., 2017; Kunz, 2017; Renshaw et al., 2015; Wahl et al., 2016). Su uso permite profundizar en la dimensión subjetiva del ser. Así, cada ítem se encuentra asociado a una dimensión de manera que evalúa el grado de conformidad o disconformidad respecto a la cuestión planteada. En el campo del turismo, los modelos vinculados a la CV también son trabajados a través de cuestionarios (Andereck & Nyaupane, 2011; Kim et al., 2015; Mathew & Sreejesh, 2017; Smith & Diekman, 2017).
El cuestionario utilizado en este trabajo se basa en modelos preexistentes utilizados para vincular la CV con el turismo (Andereck & Nyaupane, 2011; Kim et al., 2013), así como otros de reciente inclusión en análisis realizados por organismos internacionales (PNUD, 2018).
El diseño del cuestionario se dividió en tres fases: 1) Revisión de modelos de CV; 2) Validación de expertos y rediseño del cuestionario; y 3) Testeo y versión final. Durante la primera fase se examinaron los modelos preexistentes sobre turismo y CV. Se seleccionaron un total de 82 ítems para 9 constructos (Bienestar Material; Bienestar Comunitario; Bienestar Emocional; Bienestar Cultural; Bienestar Medioambiental; Bienestar Sanitario; Seguridad Ciudadana y Bienestar Gubernamental y Bienestar Espacial). En la segunda fase, estos elementos fueron validados y consultados con expertos, ya sea por su conocimiento de la realidad del destino, o por su experiencia en el diseño y aplicación de cuestionarios. El total de personas consultadas ascendió a 9. Finalmente, se validaron y seleccionaron un total de 51 ítems y 5 dimensiones: Bienestar material (BM); Bienestar comunitario (BC); Bienestar emocional (BE); Bienestar cultural y medioambiental (BCM); y Bienestar Gubernamental (BG). En la tercera fase se adaptó el cuestionario al idioma local, y se contó con el asesoramiento del Departamento de Lingüística de la Universidad Tecnológica de Santiago. Una vez realizadas las modificaciones pertinentes, se efectuó el pre-testeo a 12 empleados turísticos. A raíz de éste, se hicieron modificaciones a 14 ítems en el cuestionario. Finalmente, se realizó un testeo final con todas las revisiones incorporadas.
La primera categoría del cuestionario (11 ítems) aborda cuestiones referentes al impacto del turismo sobre los bienes materiales que poseen las personas que se dedican al sector turístico (ropa, comida, vivienda, otros). La segunda dimensión (8 ítems) se refiere a la situación emocional que reporta el turismo al empleado turístico (acceso a un nivel de vida decente, disfrute de tiempo libre, estados de estrés o depresión, horas de sueño, otros). La tercera parte (11 ítems) se centra en la conservación del patrimonio a medida que se desarrolla el turismo en el destino. La cuarta sección del cuestionario (7 ítems) analiza cómo el turismo incide sobre la situación política y los servicios prestados a los ciudadanos. La quinta dimensión (6 ítems) cubre el impacto del turismo a nivel comunitario (infraestructura de transporte, empleos y otros beneficios en el entorno). Siguiendo las recomendaciones de otros autores (Ridderstaat et al., 2016) se acudió a una escala Likert en todas las secciones del cuestionario.
Se recopilaron 443 cuestionarios a partir del método de muestro por cuotas (Sarstedt et al., 2018), considerándose una muestra representativa (Fabrigar et al., 1999). Este tipo de técnica usa cuotas para diferentes tipos de participantes potenciales (empleados turísticos), ayudando a solventar posibles problemas de “no representatividad”, al no contar con un excesivo número de individuos que reúnen las mismas características (p.e.: pertenecer a una misma franja de edad o dedicarse al mismo subsector de actividad). Si el muestreo se basa en ciertas dimensiones de la población que tienen la misma distribución que la población, entonces es probable que las otras variables sobre las cuales el investigador no tiene control, sean también representativas en la población (Cooper & Schindler, 2011). Los criterios aplicados fueron 1) género; 2) estado civil; 3) franja de edad; 4) nivel formativo; 5) nivel de ingresos; 6) subsector turístico y; 7) régimen de trabajo.
El trabajo con matrices permite representar de manera gráfica y sencilla una serie de situaciones ligadas a una misma problemática. Normalmente, este tipo de matrices se usan con el fin de describir dichas situaciones, y plantear las diversas alternativas que existen para actuar sobre la problemática de partida. Existen casos como el de la Matriz Boston Consulting Group (BCG), que, a partir de cuatro secciones, separa sectores y/o líneas de negocio en base a la rentabilidad para una empresa, y esboza una estrategia empresarial (Schawel & Billing, 2018). Otra variante de este tipo de matrices es la Matriz de Decisión Multicriterio que, en base a una serie de aspectos ponderados, se elaboran alternativas para tomar una decisión en torno a una situación concreta de cualquier tipo (Gul & Guneri, 2016).
Para este trabajo, se ha diseñado lo que hemos denominado la Matriz Expectativa-Privación (MEP), que permite representar las expectativas y privaciones de una manera gráfica en el análisis. Para ello, se cuenta con dos cuadrantes distintos (Figura 2): el superior oscila del 1-100%, y contiene todos los ítems explícitos, mientras que el cuadrante inferior oscila de (-1)- (-100%) para los ítems de exploración latente.
Figura 2
Esquema de la MEP
La línea central que separa ambos cuadrantes señala el punto del que convergen ambas tipologías de ítems.
La aplicación de los cuestionarios ha permitido obtener un acercamiento a la percepción holística de los empleados turísticos de República Dominicana acerca de la CV que les reporta esta actividad desde las 5 dimensiones. Este fenómeno es analizado tanto desde la cobertura de sus expectativas, como de las privaciones que a causa de esta actividad se están generando entre la población objeto de estudio.
Desde el punto de vista de la cobertura de sus expectativas, los empleados del sector turístico la sitúan en un 75% en torno a lo que podría ser la situación “ideal”.
No obstante, este desarrollo turístico también está siendo considerado como una causa de privación de alrededor del 65% en torno a otros aspectos que también suponen un mayor distanciamiento de esa situación ideal. Atendiendo a la Figura 3, a continuación, se profundiza en cada uno de los constructos analizados.
El resultado de este trabajo muestra que las expectativas materiales de los empleados del sector turístico son cubiertas de manera notable (75%) gracias a esta actividad. Concretamente, se observa que la incidencia directa de los ingresos en las vidas de los profesionales del sector turístico (80,3%) les permite contar con una mayor competencia para administrar su dinero (80%), así como cubrir sus necesidades básicas (75,3%) en cuanto a alimento, ropa y acceso a una vivienda.
No obstante, en cuanto al tipo de vivienda al que tiene acceso la población, los resultados revelan que ésta cubre las expectativas en menor medida que el resto de aspectos materiales analizados (60%). Esto sugiere un bienestar “parcial”, puesto que cuando se trata de objetivos a medio/largo plazo como es el caso del acceso a una vivienda, disminuye la satisfacción respecto a los beneficios que reporta el turismo, deteriorando la concepción del desarrollo turístico de cara al futuro. De hecho, si bien los resultados sugieren que hay ingresos turísticos que quedan retenidos en el destino, los encuestados señalan que la mayor proporción de éstos revierte a otras economías (-82,70%). Además, con la llegada del turismo a la isla, los encuestados observaron incrementos en sus gastos de vida generales (-70.60%), como supermercados o ropa, además del precio de la vivienda (-71.50%). Esto último movido por el creciente interés de la inversión inmobiliaria en el sector turístico. Atendiendo a la Asociación Dominicana de Agentes y Empresas Inmobiliarias (AEI), el boom inmobiliario se encuentra influenciado por la adquisición de apartamentos y viviendas con fines de renta turística, llegando incluso a subir el precio de la vivienda hasta el 40% (Diario Hoy Digital, 2019).
Figura 3
MEP aplicada al caso de República Dominicana
Este comportamiento ha sido denominado como el efecto “montaña rusa” en la medida en que, en un destino emergente como República Dominicana, a corto plazo los beneficios materiales parecen ser múltiples y directos para las personas vinculadas al sector. Sin embargo, la materialización de estos beneficios a medio/largo plazo resulta más borrosa para la percepción de la población, hallándose incluso las primeras consecuencias negativas, como es el incremento de los gastos personales y/o el de la vivienda.
Al igual que el BM, la media de BE también es valorada positiva (81,4%), lo que indica que las expectativas que reporta el turismo a las necesidades emocionales están cubiertas. El nivel de vida de los trabajadores turísticos con respecto a las personas que trabajan en otros sectores es elevado (81,7%) y próximo a lo “ideal” conforme a las expectativas de las personas encuestadas (87,3%). En cierta medida, esto es posible gracias a un salario percibido como decente (74,7%), permitiendo el acceso a un tiempo libre de calidad (81,7%), en el que la oportunidad de formarse se presenta como una ventaja (83%). En este punto del trabajo conviene hacer una llamada de atención, puesto que el 88,2% de los encuestados indicaron encontrarse en una franja salarial de 10.000-15.000 pesos dominicanos ($200-250 USD). Sin embargo, según los datos del Ministerio de Trabajo del país (2018), el costo de vida es considerablemente superior, donde sólo la canasta básica de alimentos es de aproximadamente 29.000 pesos dominicanos ($600 USD).
El desapego material y la conformidad con los bienes que se poseen son dos rasgos observados. En este sentido, existe una actitud generalizada de felicidad. El dominicano no es tan feliz en tanto posee más bienes, sino en compartir experiencias vitales con su entorno, que enriquezcan su vida. Uniéndolo a lo anterior, el carácter amigable y cercano del dominicano con el turista es el reflejo de su actitud con la vida. En síntesis, el turismo se presenta como un fenómeno con efecto “terapéutico” para las personas que se dedican a esta actividad, en la medida en que le posibilita tener un trato con el turista, en un sector asociado con el ocio, la diversión y las experiencias memorables.
No debe pasarse por alto que, pese a ello, la principal privación reportada por las personas encuestadas fue la dificultad para independizarse debido a contar con importantes responsabilidades familiares (-63,50%).
El dominicano, a pesar de hallarse en una situación de carencia material severa, esto no le impide vivir alegre y felizmente. No obstante, los beneficios percibidos a corto plazo podrían estar despertando una falsa expectación, y deteriorar la percepción emocional del turismo a medio y largo plazo. Atendiendo a la pirámide de necesidades de Maslow (1987), una vez cubiertas todas las necesidades fisiológicas, los individuos comienzan a experimentar necesidades de orden superior.
El BCM es otro de los constructos que contribuye a la CV de los encuestados, superando las expectativas de los encuestados de manera notable (86%). En el subapartado anterior se resaltó el carácter amigable y cercano del dominicano con el fin de enriquecerse personalmente. Esto vuelve a materializarse ya que la experiencia turista-residente incide sobre las expectativas de los profesionales del sector de manera sobresaliente (91,40%).
Independientemente del nivel de desarrollo, a medida que el turismo crece en la isla, los encuestados consideran que la preservación de recursos naturales (80%) se ve mejorada, favoreciendo incluso una mayor accesibilidad para la población local (81%). La principal privación de este constructo radica en la destrucción paulatina del paisaje (-54,20%). No obstante, la propia población dominicana señala el creciente número de visitantes, el causante de este deterioro. Principalmente, se trata de una población que al no dedicarse al turismo no son conscientes ni de la importancia de la preservación medioambiental para asegurar la sostenibilidad del entorno ni del potencial turístico con el que cuentan otros espacios actualmente infrautilizados. En línea con esta situación, las cifras del Banco Mundial (2018) indican que República Dominicana es el cuarto país que más basura genera.
En lo que respecta al patrimonio cultural, diversos autores manifiestan como el exotismo de República Dominicana es mercantilizado, de manera que existen riesgos severos de una pérdida de identidad cultural (Root, 2018; Santillán & Guardado, 2018; Sordo & Damián, 2016), provocando que los monumentos, e incluso las tradiciones y costumbres dejen de tener significado para la población local. No obstante, los encuestados consideran que la preservación de los monumentos culturales se ve mejorada gracias al turismo (90,50%), favoreciendo incluso una mayor accesibilidad para que la población local a estos recursos (81%), y proliferando el número de ferias y festivales (87%) que ayudan a reforzar las señas de identidad.
Por su parte, los encuestados también recalcaron el cosmopolitismo y aperturismo al que la isla se está adaptando, fruto del proceso de desarrollo turístico y la interacción con otras culturas, teniendo en cuenta que este desarrollo turístico se produce en un entorno cultural donde todavía existen muchos prejuicios, entre los que destaca el machismo. Según un estudio de Intermón Oxfam (2018), el 80% de los varones jóvenes dominicanos considera normal la violencia machista, siendo República Dominicana uno de los 25 países donde más feminicidios se produce en el mundo.
Atendiendo a la media obtenida en cuanto a BG se refiere, se observa que el sector público sigue siendo objeto de desconfianza entre los profesionales turísticos, sin llegar a cubrir sus expectativas en lo que a la gestión se refiere (49,93%). En este sentido, se considera que los tribunales no administran justicia de manera oportuna (47,70% de las expectativas), mientras que los líderes políticos no son suficientemente fiables (37,30%). No obstante, el entorno político se percibe como estable (52,70%).
Por su parte, la principal privación de los profesionales radica en torno a problemas de corrupción (67,30%). Esto va en línea con lo que indica el último Índice de Percepción de la Corrupción (Transparencia Internacional, 2019), donde República Dominicana ocupa el puesto 129 de los 180 países que ocupan el ranking internacional del pasado año, con un total de 31 puntos (percepción de altos niveles de corrupción).
Asimismo, se observa una considerable ausencia de herramientas efectivas para planificar y ordenar la actividad turística en el destino, lo que conlleva un marco normativo con muchas lagunas que es aprovechado por los agentes extranjeros para hacerse con un mayor control del sector. Esto sucede en áreas consolidadas como la provincia de La Altagracia, así como en otras cuyo potencial es grande, pero aún se encuentra infrautilizada, como son los casos de Samaná o Barahona. Por tanto, es necesaria una importante intervención pública, tanto si se trata de repartir los flujos turísticos hacia áreas más desconocidas de la isla, como para apostar por un modelo endógeno en el que la población tenga mayor protagonismo. Sin embargo, es elevado los actores extranjeros que apuesta por proyectos turísticos de grandes dimensiones que automáticamente parece dotarles de un poder decisorio considerable en el sector, con inversiones anuales de hasta 700 millones de $ al año (Banco Central Dominicano, 2017). Incluso se estima que, de cara a los próximos cinco años, las inversiones turísticas superarán las que se han efectuado en los últimos quince años (Acento, 2016). Sólo en el tramo 2015-2017, las inversiones extranjeras directamente vinculadas al turismo representaron un total del 26,50% (Banco Central Dominicano, 2018).
El BC que reportan los encuestados en base a sus expectativas es notable (82,60%). Si el BE se refería a la situación emocional, el BC hace referencia a la percepción colectiva de las dimensiones anteriormente analizadas. Por ejemplo, según la percepción de los encuestados, las carreteras e infraestructuras se han visto mejoradas (67,50%). Concretamente, en los últimos años se ha trabajado en República Dominicana para acondicionar este destino de cara al turismo, haciéndolo más accesible mediante la conexión entre los puntos de la isla más turísticos con otros que aún se encuentran por desarrollar. Concretamente, en el periodo 2012-2018 el Ministerio de Obras Públicas y Comunicación (MOPC, 2018), señala que se intervino sobre un total de 4.173,66 kms. de carreteras; 3.350,98 kms. de caminos vecinales, y 8.708,43 mts. lineales de puentes, ocupando el cuarto lugar como el país latinoamericano con mejor infraestructura vial.
Asimismo, los resultados sugieren que la CV se ve mejorada gracias a las nuevas oportunidades de empleo que reporta el turismo (88%). Las estadísticas del Banco Central Dominicano (2018) cuantifican un total de 333.000 empleos directos e indirectos vinculados al turismo, lo que significa que el 7,6% de la población ocupada del país.
La identidad cultural colectiva también fue percibida como una fortaleza dentro del BC (87,30%), puesto que además de los monumentos y espacios culturales, se refuerzan elementos intangibles como el merengue o la bachata, el carnaval, la gastronomía o las raíces taínas, entre otros.
El análisis psicométrico llevado a cabo en este trabajo ha permitido obtener una panorámica sobre cómo el fenómeno turístico incide en la calidad de vida de los profesionales en República Dominicana.
Los resultados revelan una notable cobertura de las expectativas personales de la población vinculada al sector turístico, generando beneficios directos, aunque cortoplacistas. No obstante, la condición de destino emergente implica que el turismo en este tipo de países todavía es una actividad volátil. Por tanto, a medida que el turismo continúe creciendo en la isla, la situación puede tornarse cada vez más difusa, y agravar las privaciones identificadas en el análisis.
Ante la propia población, una situación como ésta podría parecer aceptable, e incluso satisfactoria. Sin embargo, esta misma realidad podría resultar injusta, o cuanto menos, mejorable, ante los ojos de personas ajenas con una visión más objetiva. ¿Hasta qué punto debe respetarse la “conformidad” mostrada por la población para no incidir sobre esta situación, con el fin de mejorarla?
Las personas vinculadas al sector turístico deben sentir que forman parte de un sector con futuro, no sólo para contribuir al desarrollo económico de República Dominicana, sino también a su propia autorrealización personal.
Como futuras líneas de investigación sería conveniente comparar el comportamiento de los constructos asociados a la calidad de vida, atendiendo a los diversos niveles de desarrollo turístico de los principales puntos de interés de la isla, que sirva además para encontrar un punto óptimo acorde a las necesidades de la población.
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1. Docente Universidad Tecnológica de Santiago (República Dominicana) y Doctorando en Geografía (Universidad de Sevilla). Email de contacto: migpuicab@alum.us.es
2. Profesora Titular del Departamento de Geografía Humana. Universidad de Sevilla. Email de contacto: foronda@us.es