Espacios. Vol. 37 (Nº 37) Año 2016. Pág. 12
Gabriela MOREIRA Aguirre 1; Jhoana CÓRDOVA CAMACHO 2; Danny LALANGUI Saraguro 3
Recibido: 08/07/16 • Aprobado: 02/08/2016
2. Construyendo las definiciones de la cultura de paz
4. Tratamiento mediático de los conflictos: paradigmas periodísticos
5. Análisis del acuerdo de paz; 1998 -2006
RESUMEN: En la presente investigación se plantea la revisión teórica de Cultura de paz, comunicación para la paz, acuerdo de paz y el rol del periodista de frontera, lo que nos va permitir reformular conceptualmente, delimitar sus dimensiones y establecer los obstáculos o límites que, dadas las características del sistema mediático hegemónico, dificultan hoy en día su éxito como modelo de comunicación, clave en la construcción de una cultura de paz. El periodismo y cultura de paz constituyen un paradigma orientado al cambio social cuyo principal objetivo es dotar de información a los profesionales de la comunicación de herramientas analíticas y prácticas que les permitan abordar el conflicto de manera constructiva y responsable. Supone un desafío a la forma de interpretar los propios conflictos, las relaciones entre medios de comunicación, las ONG´s y sociedad. Por esta razón el presente trabajo se centra en realizar un análisis de la percepción ciudadana en la frontera, luego de los acuerdos de paz entre Ecuador y Perú, con la finalidad de conocer cuáles han sido los beneficios que ha traído el acuerdo de paz. |
ABSTRACT: In this research the theoretical review of culture of peace, communication for peace, peace agreement and the role of journalist raises border, which will allow us to reformulate conceptually define its dimensions and establish barriers or limits, given the characteristics of the dominant media system, hinder its success today as a model of communication, key in building a culture of peace. Journalism and peace culture is a social change-oriented paradigm whose main objective is to provide information to media professionals of analytical tools and practices that allow them to deal with conflict in a constructive and responsible manner. It challenges the way to interpret the conflicts themselves, relations between media, NGOs and the society. Therefore this study focuses on an analysis of public perceptions on the border, after the peace agreements between Ecuador and Peru, in order to know what were the benefits it has brought the peace agreement. |
“De vez en cuando, en la historia de la humanidad, llega un momento en que los comunicadores tienen la ocasión de aprovechar oportunidades que no se habían presentado antes y que tal vez no vuelvan a presentarse jamás” (Stefan Zweig 1881-1942), y este caso refleja uno de esos momentos.
Por primera vez en la historia, hay más gente que vive bajo la democracia que bajo la dictadura y el odio. De hecho, éste es un raro momento de oportunidad. La democratización y la paz son procesos largos y difíciles de lograr, no apto para la gente de convicciones débiles, sino fuertes.
Al estar los ciudadanos en el centro del drama mundial que se vive hoy, éstos son las actrices y actores principales en la edificación del gobierno pacífico, democrático y global. La seguridad del futuro común está en manos de una ciudadanía bien informada, inspirada, comprometida e involucrada con la paz y el desarrollo, a pesar de las diferencias étnicas y limítrofes.
Y es justo a eso a donde se deben dirigir los periodistas locales, nacionales y
extranjeros, además de los corresponsales de guerra y periodistas de frontera, a crear un ambiente propicio de paz, respeto, integración y concienciación hacia el progreso mutuo, lejos de todo odio y conflicto. Lo que sólo se logrará informando con verdad, justicia y equidad.
La manera más eficiente de trabajar por la paz es promoviendo la comunicación, el diálogo y por ende, el conocimiento de uno sobre otro. Y es que únicamente la comunicación de los hombres entre sí facilita la perfección de su esencia y de su fin.
El artículo recoge conceptos como la cultura de paz, la comunicación para la paz. Como parte de la temática se repasan los antecedentes históricos sobre el conflicto y acuerdo de paz, acuerdos binacionales en el régimen fronterizo. Lo que permitirá entender de mejor manera el rol que tienen algunas instituciones dentro del desarrollo de las zonas de frontera e impulsar el fortalecimiento de la paz.
Habiendo constatado que la cultura de guerra existe, siendo construida y fortalecida como una institución social por los seres humanos y las estructuras políticas, económicas y sociales, se podría aceptar que es posible crear una cultura alternativa, una cultura de paz. ¿Cuál es esa cultura de paz? ¿Cómo se podría construir? ¿Cómo se definiría?
En su definición, Elise Boulding (2000) hace hincapié en el equilibrio de espacio personal y la conexión colectiva en la convivencia. Subrayando que compartimos el planeta y que es necesario distribuir el poder existente, Boulding afirma que:
“A peace culture maintains creative balance among bonding, community closeness, and the need for separate spaces. It can be defined as a mosaic of identities, attitudes, values, beliefs, and patterns that leads people to live nurturingly with one another and the earth itself without the aid of structured power differentials, to deal creatively with their differences, and to share their resources.”
"Una cultura de paz mantiene el equilibrio creativo entre la unión, la cercanía de la comunidad, y la necesidad de espacios separados. Se puede definir como un mosaico de identidades, actitudes, valores, creencias y patrones que lleva a la gente a vivir nurturingly uno con el otro y la tierra misma sin la ayuda de las diferencias de poder estructurados, para hacer frente de manera creativa con sus diferencias, y para compartir su recursos ".
El acercamiento de Boulding (2000) es más sociológica y se basa en una universalización del ser humano, no siempre reconociendo la territorialidad de los Estados-nación y las unidades políticas. Otro aspecto de su definición, como surge también en otras, es la necesidad de promover ciertos valores universales. Incluso las Naciones Unidas han discutido los valores que se incluirían en una definición de la cultura de paz.
En la resolución A/53/243 sobre la cultura de paz de la Asamblea General de la ONU, del 13 de septiembre de 1999, la cultura de paz se define de la siguiente manera:
“Una cultura de paz es un conjunto de valores, actitudes, tradiciones, comportamientos y estilos de vida basados en:
El respeto a los demás y a los derechos humanos, ya institucionalizados como valores universales, pero no sin controversia y resistencia, son valores destacados en la definición. La definición de la cultura de paz era clave para poder visionar, diseñar e implementar la construcción de la misma, y por lo tanto resulta interesante ver cómo las Naciones Unidas llegaron a esta definición.
El equipo de David Adams en la United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization (UNESCO), que preparó el borrador de la resolución de las Naciones Unidas, partió de la situación actual no deseada. Entre otros autores, Adams destaca que sabemos poco de la cultura de paz, y que por lo tanto partimos de lo actual conocido, llamado por él y por el anterior Director General de la UNESCO, Federico Mayor, como una cultura de guerra.
En las Naciones Unidas, un grupo de expertos se reunió en diciembre de 1994 para hablar de género y la Agenda para la Paz, y nuevamente se definió la cultura de paz como una alternativa a la cultura de guerra. Declararon:
"We believe that the interests of human security can best be served by an intentional transition from the culture of war, which now prevails, to a culture of peace."
"Creemos que los intereses de la seguridad humana pueden ser mejor servidos por una transición intencional de la cultura de la guerra, que ahora prevalece, a una cultura de paz."
Adams y su equipo en la UNESCO, en la preparación del borrador de la resolución que se iba a presentar en la Asamblea General, partieron de la identificación de los elementos de la cultura de guerra actual para poder acercarse a una alternativa, una cultura de paz. Aunque no es siempre deseable hacer nuevas definiciones y conceptualizaciones iniciando con lo negativo o lo opuesto a algo existente, fue un primer paso en la definición de la cultura de paz.
También es notable que hemos estudiado la violencia durante mucho tiempo, sin realmente estudiar cómo construir la paz, y que por lo tanto no sabemos lo suficiente cómo construir una cultura de paz, teniendo que partir de lo conocido, el cómo hacer la guerra.
En este trabajo preparatorio, se llegó a hacer la siguiente tabla, comparando los elementos necesarios para hacer una guerra, con los elementos opuestos, aquellos que más probablemente promoverían una cultura de paz:
Tabla 1. El Aporte de la Cultura de Paz.
CULTURA DE GUERRA | CULTURA DE PAZ |
Imágenes de enemigo | Comprensión, tolerancia y solidaridad |
Armamento y ejércitos | Desarmamiento, general y completo |
Gobernancia autoritaria | Participación democrática |
Propaganda e información secreta | Flujo libre de información y conocimiento |
Violencia estructural y física | Respeto por todos los derechos humanos |
Dominación del hombre | Igualdad entre hombres y mujeres |
Educación para la guerra | Educación para una cultura de paz |
Explotación de los débiles y del medio ambiente | Desarrollo económico y social sostenibles |
Fuente: Gert Danielsen (2005)
Elaborado: Elaboración autores
Como se ve en la tabla, la identificación de los elementos de una cultura de paz parten de lo normativo en eliminar la guerra. Para eliminar la guerra, es necesario, en un primer instante, eliminar los elementos requeridos para hacer la guerra.
Para dar un ejemplo, si no hay imágenes de enemigo, si no hay armas y si no hay propaganda e información secreta, va a ser más difícil, si no imposible, hacer la guerra. En su lugar, se quiere promover comprensión, tolerancia y solidaridad; desarmamiento; y un flujo libre de información y conocimiento, respectivamente.
En su definición, David Adams dice que la cultura de paz es:
"Consists of values, attitudes and behaviours that reflect and inspire social interaction and sharing, based on the principles of freedom, justice and democracy, all human rights, tolerance and solidarity, that reject violence, endeavour to prevent conflicts by tackling their root causes to solve problems through dialogue and negotiation and that guarantee the full exercise of all rights and the means to participate fully in the development process of their society".
"Consiste en valores, actitudes y comportamientos que reflejan e inspiran la interacción y el intercambio social, basado en los principios de libertad, justicia y democracia, todos los derechos humanos, la tolerancia y la solidaridad, que rechazan la violencia, procurará impedir conflictos tratando de atacar sus causas para resolver los problemas mediante el diálogo y la negociación y que garantizan el pleno ejercicio de todos los derechos y los medios para participar plenamente en el proceso de desarrollo de su sociedad ".
Adams relaciona su definición a la de las Naciones Unidas, y subraya la importancia de la plena participación de la sociedad civil y los individuos en el desarrollo de su sociedad. La necesidad de la participación de la sociedad civil en la promoción de la cultura de paz también puede haber sido identificada por el impacto que los conflictos violentos han tenido sobre la población civil desde la segunda guerra mundial.
El hecho de que las guerras contemporáneas más frecuentemente y con más fuerza afectan de forma directa a los civiles, hace que la población civil tiene que posicionarse conscientemente ante el conflicto, tomando responsabilidades que antes pertenecía a la esfera militar o al estado. El pueblo ya no puede confiar en que el estado ejerza la guerra entre soldados, sino que tiene que informarse sobre los efectos, las consecuencias y, por lo tanto, las posibles causas de la guerra.
La idea del derecho del individuo, y su papel en la sociedad, es un concepto muy ligado al liberalismo en las relaciones internacionales. Si relacionamos la cultura de paz a las teorías de las relaciones internacionales, podemos más fácilmente entender cómo la cultura de paz encuadra en el sistema internacional.
Los medios de comunicación se han convertido hoy día en la principal fuente de información sobre la realidad. En consecuencia, ejercen una influencia fundamental en la comprensión que la audiencia tiene de tal realidad e, indirectamente, en su actitud hacia la misma (Curran, 2005: 168).
Es más, es tal la relevancia del “universo mediático”, que podemos afirmar que éste incide no sólo en la manera “de percibir el mundo”, sino también en “su funcionamiento económico, cultural y político” (Penalva, 2002: 396). De esta forma, el proceder de los medios de comunicación en un contexto social dado no es inocuo; los medios no son meros observadores de los procesos sociales sino participantes en los mismos.
Este rol es especialmente relevante en el caso concreto de guerras o conflictos armados, donde los medios participan, inevitablemente, en el ciclo del conflicto. Tal y como plantea Hackett (2007: 48), en tiempo de guerra, los medios actúan, simultáneamente, como fuentes de información, combatientes, armas, objetivos y campo de batalla.
En concreto, Vicenç Fisas (1998: 71) destaca el papel de los medios en la configuración de “actitudes sociales en relación a los conflictos y su transformación”. Así, los medios pueden fomentar “comportamientos agresivos, justificar acciones bélicas, formar estereotipos, imágenes del enemigo y demonizaciones.
Sin embargo, los medios también pueden “despertar compasión, misericordia y caridad, estimular exigencias de actuación, cambios de políticas o romper distancias” (Fisas, 1998: 72). Podemos encontrar, así, ejemplos en los que los medios han puesto en práctica su capacidad para denunciar violaciones de los derechos humanos o para disminuir el nivel de tensión en situaciones de conflicto y promover procesos de paz.
Entre estas tendencias, destaca la puesta en práctica del periodismo de paz, un paradigma relativamente reciente (su origen suele situarse en los años 70 del siglo XX) que hunde sus raíces en la investigación para la paz y se fundamenta en la aplicación de la teoría y el análisis de conflictos al ámbito de la comunicación (Lynch, 2008; Peleg, 2006).
El conflicto, la violencia y, en definitiva, las malas noticias constituyen “la materia prima por excelencia de las informaciones que ofrecen los medios de comunicación” (Giró, 2007: 199). En el contexto de guerras y conflictos armados esta preferencia parece acentuarse. Así, por ejemplo, el Institute for Economics and Peace (IEP, 2010), tras el análisis de la cobertura mediática sobre conflictos armados en 15 países distintos, destaca la presencia de un interés desproporcionado por la violencia y un desinterés manifiesto por la paz.
Sólo el 1,6 por ciento del material analizado se corresponde con historias positivas relativas a avances en la transformación del conflicto. A estas mismas conclusiones llegaba, ya en los años 60, uno de los promotores del periodismo de paz, el investigador noruego Johan Galtung. Galtung y Ruge (1965), a partir del análisis de la cobertura sobre una serie conflictos en cuatro diarios noruegos, plantean: primero, que los actos de violencia se convierten en acontecimientos noticiables en sí mismos y, segundo, que al tratar el tema de la violencia los medios siempre obvian un factor, la paz.
Galtung (1998a) plantea que existen dos modelos o paradigmas periodísticos a la hora de abordar los conflictos: el dominante o periodismo de guerra y el alternativo o periodismo de paz (las características principales de ambos enfoques, tal y como las resume el investigador noruego, pueden consultarse en el cuadro 1). En primer lugar, el paradigma hegemónico o periodismo de guerra reúne los siguientes rasgos (Galtung, 2002):
El periodismo de guerra asume los criterios tradicionales que convierten un hecho en noticiable, al basar sus contenidos en eventos concretos, limitados en el tiempo, descontextualizados, recientes y fácilmente explicables (Hackett, 2010: 185; Lee y Maslog, 2005: 311).
De esta forma, es la violencia física directa la que centra su interés, mientras son desconsiderados otros efectos no tan reproducibles en imágenes. El resultado, independientemente de la intención inicial de los profesionales, es que esta forma de periodismo contribuye a exacerbar el conflicto, a la creación de bandos irreconciliables y a ocultar los procesos y propuestas de paz que puedan estar desarrollándose (Hackett, 2007:49).
Frente a la práctica dominante, Galtung sitúa el paradigma del periodismo de paz, orientado hacia la transformación del conflicto, que atiende a la voz de las víctimas e interpreta la paz como un proceso en el que todas las partes han de estar involucradas y recibir beneficios. Los periodistas que se encuadran en esta perspectiva informan sobre las iniciativas de paz existentes, aportan información que contextualiza los conflictos y consideran los efectos no directamente visibles de los mismos, así como sus causas estructurales y culturales.
En definitiva, se trata de un periodismo implicado en los procesos de resolución del conflicto, reconstrucción y reconciliación (Galtung 1998b), que resalta los elementos compartidos entre los actores y sectores implicados y no únicamente las diferencias.
El periodismo de paz supone, así, un desafío al periodismo de guerra, en la medida en que centra su foco de atención en la contextualización y los procesos de largo plazo y, especialmente, en la diversificación de temas y fuentes de información, buscando de forma activa aquellas voces que representan opciones de resolución pacífica del conflicto (Hackett, 2010: 185).
Tabla 2 Características del periodismo de paz vs periodismo de guerra
PERIODISMO DE PAZ/CONFLICTO | PERIODISMO DE GUERRA/VIOLENCIA |
I. ORIENTADO HACIA LA PAZ/CONFLICTO
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I. ORIENTADO HACIA LA GUERRA/VIOLENCIA
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II. ORIENTADO A LA VERDAD
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II. ORIENTADO A LA PROPAGANDA
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III. ORIENTADO A LA SOCIEDAD CIVIL
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III. ORIENTADO A LA ÉLITE
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IV. ORIENTADO HACIA LA SOLUCIÓN
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IV. ORIENTADO HACIA LA VICTORIA
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Fuente: J. Galtung (2007)
Elaborado: Elaboración de los autores
Según Donoso Claudia (2009) la demarcación territorial de los nacientes Estados de Ecuador y Perú luego del proceso de independencia de la Corona Española definió sus límites en base al principio de utispossidetisjuris, que concebía el derecho a seguir poseyendo los territorios con los que se contaba durante la época de la colonia en una zona con una geografía compleja.
La ausencia de una clara delimitación de hitos fronterizos tuvo como desenlace el conflicto bélico de 1941 que concluyó con la firma del Protocolo de Río de Janeiro en 1942.
El Estado ecuatoriano no estuvo conforme con los límites pactados en 1942, pues implicaba la pérdida de sus derechos territoriales amazónicos; en los años siguientes a raíz del descubrimiento de un accidente geográfico en el sector Zamora-Santiago, Ecuador proclama la inejecutabilidad del Protocolo, sin embargo Perú defendió los límites fijados y mantuvo que a partir de esa fecha la cuestión territorial entre ambos países había quedado totalmente resuelta. La falta de consenso llevó a una radicalización de las posturas de los dos Estados, manifiesta Donoso (2009).
Es así como la disputa fronteriza entre ambos países estuvo marcada por dos tesis opuestas. Por una parte el desconocimiento de Perú de la existencia de un conflicto; y por otra Ecuador sostenía la nulidad del Protocolo de Río de Janeiro y reclamaba para sí el acceso al Amazonas además, la dificultad para solucionar la controversia limítrofe que tenía tintes nacionalistas, en el caso ecuatoriano, el problema fronterizo se convirtió en una reivindicación nacional.
Para Perú, la guerra de 1995 fue una controversia política se acusó al entonces presidente Fujimori de aprovechar la coyuntura para mantenerse más tiempo en el poder a través de una "dictadura democrática.
El diálogo entre los dos países para alcanzar un acuerdo por la controversia se inicia en la década del sesenta y toma varios años sin alcanzar los resultados deseados por ambas partes. En enero de 1989, el canciller de Ecuador, Diego Cordobés, planteó la necesidad de negociar el problema limítrofe a través de un diálogo en el cual se debía incorporar el deseo de tener una salida al Amazonas; sin embargo para la Cancillería peruana no existía nada que discutir.
En octubre de 1989, Ecuador y Perú crean un mecanismo de consulta diplomática para lograr una mayor fluidez en el diálogo y la cooperación bilateral-multilateral, este contemplaba una reunión anual de los secretarios generales y vicecancilleres de los ministerios de Relaciones Exteriores de los dos países.
En 1991 las tensiones alcanzaron un punto crítico; por un lado el Congreso de Ecuador declaró nulo el Protocolo de Río de Janeiro, y por otro el Estado peruano denunció el ingreso de una patrulla militar ecuatoriana en territorio peruano en el mes de julio.
En enero de 1995 se desata el conflicto en el Cenepa luego de varios incidentes en la zona de frontera. En Perú, la escalada bélica empezó a ser vista como el capítulo final de una serie de desaciertos que habían venido cometiéndose en los últimos años en materia diplomática (Toche et al., 1995: 41). El efecto en el ámbito comercial y de vinculación entre ambos países fue, al igual que en 1982, negativo y por ende los niveles de intercambio se redujeron a mínimos incompatibles con el potencial de ambos mercados y con la necesidad de integración (Basombrío, 2006: 298).
La negociación para un acuerdo definitivo entre Ecuador y Perú fue extensa y hubo etapas de poco avance, Fujimori se presenta como el primer presidente peruano que reconoció la existencia de un problema territorial con Ecuador, sin que esto significase una aceptación de las demandas ecuatorianas.
El éxito de las Fuerzas Armadas ecuatorianas durante la Guerra del Cenepa, abrió las posibilidades de un entendimiento para concertar la paz y dio la oportunidad de hacer concesiones que no atentaran contra su integridad. Según especialistas peruanos, la estrategia militar ecuatoriana empleada fue clave, ya que los principales objetivos militares se encontraban en una zona de fácil control y acceso desde los puestos ecuatorianos.
Donoso (2009) señala que es así como, el presidente Durán Ballén asumió la decisión de reconocer la vigencia del Protocolo de Río de Janeiro, pues la vigencia de este instrumento era evidente en la frontera ecuatoriana-peruana. La negociación diplomática posterior, el rol de los países garantes -Argentina, Brasil, Chile y Estados Unidos- y el funcionamiento de la MOMEP -Misión de Observadores Militares Ecuador-Perú- jugaron un rol primordial.
Los voceros oficiales del Gobierno de Estados Unidos, entre ellos, Luigi Einaudi, señalaron enfáticamente que no estaban dispuestos a continuar la mediación de un conflicto crónico en la región. En este sentido, los países garantes emplearon sus buenos oficios dentro del marco del derecho internacional, pero jamás hubo un intento de imposición de los argumentos presentados por ellos; siempre se respetó el liderazgo asumido por Ecuador y Perú.
En noviembre de 1997, la delegación peruana formuló una declaración que equivalía a vetar el tratamiento del impasse relativo a la inejecutabilidad parcial del Protocolo de Río de Janeiro y al acceso libre y soberano al Marañón-Amazonas. Nuevamente la diplomacia -esta vez la de los países garantes- puso en juego sus mejores recursos para sobrepasar los difíciles momentos que se produjeron (Ayala Lasso, 2008).
Este hecho generó un clima de incertidumbre, lo cual contribuyó a que en Brasilia, la Declaración de Itamaraty del 26 de noviembre de 1997 determinase que las divergencias entre ambos países debían ser trabajadas en cuatro comisiones diplomáticas-militares: tratado de comercio y navegación; acuerdo de integración fronteriza; fijación en terreno de la frontera terrestre común; y establecimiento de una comisión binacional sobre medidas de confianza mutua y seguridad.
Una vez avanzadas las conversaciones, los temas referentes a la integración fronteriza y a las medidas de confianza tenían coincidencias, al contrario de las otras, en especial el de navegación, pues ello implicaba el reconocimiento peruano del acceso de Ecuador al Amazonas.
De esta manera es como Donoso menciona que en enero de 1998, las delegaciones de Perú y Ecuador acordaron en Río de Janeiro la firma del cronograma de conversaciones para demarcar un tramo de la frontera común. Así se abrió la posibilidad de llegar a un acuerdo definitivo ese año, el 26 de octubre de 1998, tres días después de que el entonces presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, entregase la resolución de los países garantes a los dos Estados en conflicto, se firmó la paz en el Palacio de Itamaraty. De esta forma se deja atrás una disputa histórica que se arrastraba desde la independencia y que se había constituido en una amenaza a la seguridad regional.
Si bien el discurso oficial se remite una y otra vez a objetivos de desarrollo humano, lo cierto es que no trasciende de aspectos meramente declarativos, pues ni sus instrumentos ni su acción parecen adecuados para estas finalidades.
Una muestra de estas deficiencias son los indicadores sociales de las zonas fronterizas con Ecuador: bastante heterogéneos, abriendo la posibilidad para la formación de escenarios que amplíen las brechas de desigualdad y, de otro lado, arraigando bolsones de pobreza crónica que intentan ser aliviados con prácticas meramente asistencialistas,
La necesidad de establecer prioridades en infraestructura básica, si bien es una decisión correcta, es insuficiente en función a los resultados que se esperado. En todos los instrumentos referidos a la integración fronteriza con Ecuador se establece como eje el desarrollo humano. En ese sentido, el fortalecimiento de la institucionalidad democrática y el fomento de capacidades en las organizaciones sociales serían dos componentes que se encuentran ausentes en la estrategia seguida hasta ese momento.
En lo que toca a la libre movilidad, la población ecuatoriana se muestra abiertamente adversa a cualquier noción de fronteras abiertas, y expresa rechazo a la inmigración, así como opiniones críticas frente a grupos específicos de migrantes que tienen por común denominador su origen latinoamericano y, más específicamente, su proveniencia de países cuya relación con Ecuador ha sido conflictiva.
La investigación es de carácter interdisciplinario, en virtud al propósito que mediante las estrategias de observación y trabajo de campo se logrará alcanzar. En otros términos la investigación se enmarca en la recopilación bibliográfica sobre el conflicto de ambos países, las relaciones bilaterales entre Ecuador-Perú y la construcción de una cultura de Paz.
El enfoque de la investigación es exclusivamente comunicacional, con el propósito de determinar el nivel de comunicación que se ha implementado para generar cultura de paz en el caso del conflicto Ecuador Perú.
El proceso de recolección de información tiene como base dos estrategias de investigación, la primera, consiste en:
El dialogo y la observación directa con actores claves: Existen ocho provincias de frontera (El Oro, Loja, Zamora, Morona Santiago, Sucumbíos, Napo, Orellana) por lo cual se seleccionó los tres pasos fronterizos ecuatoriano - peruano del sur del país:
En los cuales se aplicaron entrevistas individuales, s consideraron tres líderes de opinión.
Significa desarrollo, hermandad, fortalecer nuestra identidad una identidad desde el punto de vista esencialista, porque eso es lo que hemos procurado en estos años, una unión ya que somos de una misma a raíz, compartimos el mismo idioma, una misma historia común, entonces para que pensar que existen hitos, tal vez a nivel imaginario (un río Canchis) pero lo que se procura es que sea una sola nación como fue el deseo de Simón Bolívar y todos ayudarnos mutuamente, hacer desarrollo desde el punto de vista de las ventajas competitivas y comparativas, observar de forma detallada para que son buenos los peruanos en frontera y para que somos buenos nosotros los ecuatorianos y de acuerdo a esto establecer las relaciones comerciales capaz de tener una balanza comercial positiva y favorable para ambos países.
Olvidar que existen límites geográficos, porque la paz es un valor que debe estar por encima de cualquier hito, de cualquier limitación geográfica y con el avance tecnológico de las comunicaciones ya los ciudadanos no somos de uno u otro país al menos las nuevas generaciones son ciudadanos del mundo.
Se ha visto muchos cambios, principalmente que existe la tranquilidad del pueblo, porque si miramos desde 1998 hacia atrás las fronteras eran inestables, el pueblo incluso estaba saliendo de las zonas fronterizas, en cambio con la firma de paz mucha gente que dejó abandonadas sus casas, sus fincas, volvieron a trabajar, incluso muchas personas fueron a habitar al sector de la Balza que se encuentra junto del puente internacional, esto fue lo que se notó luego de la firma de paz.
Antes de la firma de la paz los habitantes fronterizos no podíamos avanzar hacia el Perú como al Ecuador, existían unas cadenas que se colocaban en el puente internacional, donde uno solo podía pasar hasta las seis de la tarde, era una situación temerosa, tras el acuerdo de paz considero que en ambas fronteras se ha generado grandes beneficios como en el crecimiento económico, turístico, educativo, intercambio cultural, ahora existe una mejor correlación entre ambos países.
De igual manera vemos que el apoyo hacia las zonas de frontera mediante los gabinetes binacionales han dado un mayor impulso al desarrollo, sobre todo porque se elaboran distintas hojas de rutas de acuerdo a las expectativas y al trabajo que se tiene que hacer, en educación, ejes viales, salud y comercio en las fronteras de ambos países.
Después de quince años el crecimiento de Zumba es muy bueno, como pueblo fronterizo ya vemos el adelanto, ahora tenemos las ayudas del buen vivir, y una infraestructura muy bonita, pero lógicamente esto es a costa del bolsillo de los propios ciudadanos, el apoyo de los gobiernos está pero la ayuda es a paso lento, como ciudadano puedo calificar como regular la ayuda de las autoridades, no sé si se la mala administración de los gobiernos seccionales o el gobierno central no ha dado o no está dando dinero, pero que se vea obra pública acá en Zumba como debería vérsela no la hay, nosotros los ciudadanos fronterizos deberíamos estar contentos y ser alagados por el resto del país por el desarrollo comercial, pero lastimosamente no es así.
No ha variado mucho, en relación al tema de la paz, siempre he dicho que los afectos se construyen y que la paz también se construye, no solamente es un papel firmado, me parece que siguen olvidándonos no solamente a Tumbes si no a la región.
En cuestión de educación y salud después de la paz no ha existido un gran avance, más bien pienso que se deben trabajar iniciativas binacionales por parte de las autoridades puesto que los ciudadanos no somos solo de un país, los ciudadanos tenemos que ser ciudadanos del mundo y nosotros tenemos que aprovechar las fortalezas de un lado para potenciar nuestras debilidades.
Se puede observar que tanto para los ciudadanos ecuatorianos como los peruanos el termino paz sin fronteras significa tranquilidad, hermandad y principalmente desarrollo, mismo que no se podría generar si aún se mantuviera un conflicto de guerra, además representa la unión de ambos países, olvidar los límites geográficos y seguir luchando por mantener y conserva las buenas relaciones que a través de estos quince años se han mantenido.
Gracias a la firma del acuerdo de paz los habitantes de las fronteras se han visto beneficiadas principalmente en la tranquilidad, en el libre acceso hacia ambos países, y en lo ecónomo, al igual se observa familias que emigraron por el problema del conflicto han vuelto a la frontera, incluso se han establecido en los pasos internacional tanto de ecuador como Perú.
En esta pregunta podemos concluir que existe una gran diferente de opiniones entre ciudadanos ecuatorianos y peruanos, en la frontera sur del ecuador según los habitantes no se ha visto el apoyo de los diferentes gobiernos después de la firma de paz, las obras que se han realizado son muy pocas y enfocadas en temas viales y salud, pero más allá de eso no han sentido el aporte por los gobiernos.
Por el contrario los ciudadanos peruanos que viven en frontera, ellos están muy contentos con el apoyo de los gobiernos y sobre todo del aporte que ha tenido la administración actual, la misma que siempre ha estado dispuesta a impulsar el desarrollo y hacer de las fronteras ciudades con gran desarrollo, esto se lo ha plasmado en temas de alcantarillado, electricidad, educación, lo único que falta en la frontera peruana es referente a temas de salud, el resto está muy bien atendido.
Las conclusiones que se presenta a continuación, son parte del análisis sobre el conflicto de guerra, el beneficio de la firma de paz y el nivel de comunicación para generar cultura de paz.
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2. Universidad Técnica Particular de Loja, Ecuador
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