1. Introducción
Este trabajo se presenta en el marco de un proyecto de investigación para el estudio de Pymes del sector metalmecánico de Comodoro Rivadavia desde un enfoque de competitividad sistémica, que se realiza en la Facultad de Ingeniería de la Univer sidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco con la colaboración (por la firma de un Acta Acuerdo) del Municipio de Comodoro Rivadavia (Provincia del Chubut, Argentina) a través de la Agencia Comodoro Conocimiento. Dentro de los objetivos del proyecto, se contempla la realización de un diagnóstico de las Pymes del sector metalmecánico en la ciudad de Comodoro Rivadavia, analizando factores locales que influyen en la competitividad, en particular las variables: innovación, calidad, seguridad y ambiente, recursos humanos, producción, gestión y apertura de mercado; por otra parte, proponer una herramienta de medición de las mismas en vistas a su competitividad.
El sector de la pequeña y mediana empresa (Pyme) se ha convertido en un importante centro de atención y debate ya que, como se ha expresado en innumerables oportunidades, la Pyme cumple un rol insustituible en la generación de empleo y difusión de la cultura del trabajo, y a su vez, presenta problemas comunes que la dejan al margen de los sectores más dinámicos de la economía.
Es claro entonces que el principal desafío que enfrentan los sectores público y privado es facilitar la incorporación de las Pyme a los sectores productivos exitosos tanto en el ámbi
to nacional como en el internacional; por ende, el crecimiento de estas empresas resulta de interés tanto para el desarrollo nacional como el local y el reto de la competitividad se convierte en un eje central.
En esta presentación se muestran los resultados obtenidos en la realización del diagnóstico local, enfocándonos en las variables determinadas para las empresas, en miras a su competitividad.
2. Contexto local del sector metalmecánico
Comodoro Rivadavia es una ciudad de aproximadamente 200.000 habitantes que se encuentra enclavada en la Patagonia Argentina sobre el Golfo San Jorge, al sureste de la Provincia del Chubut (Republica Argentina) y es la ciudad donde, en el año 1907, se descubrió petróleo en el país, habiéndose perforado desde entonces más de 20.000 pozos. Por ello, la actividad petrolera ha marcado profundamente la vida de la comunidad de la región, constituyéndose en la principal actividad productiva de la misma pero condicionándola a sus propios vaivenes económicos y políticos, tanto nacionales como internacionales.
Según Dajczewand (2007) en el contexto socioeconómico regional se observa escasa agregación de valor local, baja empleabilidad e importantes desventajas de índole estructural en las Pymes de la región (tecnológicas, organizacionales, financieras y de expansión comercial). Desde el Estado, sobre todo en el ámbito provincial y local, teniendo en cuenta que la actividad económica fundamental se basa en un recurso no renovable, se han buscado estrategias de diversificación de la producción y agregación de valor en términos productivos y de servicios.
Por lo dicho, la industria metalmecánica en Comodoro Rivadavia nació y se desarrolló al amparo de la explotación petrolera, logrando un nivel de desarrollo importante, razón por la cual se ha puesto en ella la mirada, a los efectos de potenciarla.
Esto es así porque, por un lado, para la región se torna fundamental promover la conformación y el fortalecimiento de encadenamientos productivos en torno a la actividad petrolera principal, pero que la trasciendan a los efectos de brindarle sustentabilidad; por otro lado, se encuentra en línea con las consideraciones internacionales, aún en los países industrializados, que consideran al sector metalmecánico como una de las industrias básicas cuyo grado de madurez es a menudo un exponente del desarrollo industrial de un país, ya que tiene una importancia notable en el desenvolvimiento de otros sectores productivos a los que provee de maquinarias e insumos claves para la producción, el consumo y la inversión (UIA, 2008).
En particular, desde el Municipio se ha manifestado el interés en abordar la preparación del sector metalmecánico ante desafíos regionales, tanto de la explotación Offshore (previsto para un futuro cercano frente a las costas comodorenses) como del desarrollo de energías alternativas, involucrando diseño y construcción de molinos eólicos.
El sector metalmecánico (Idits, 2004) está conformado por una gran diversidad de industrias. Abarca desde la fabricación de elementos menores hasta la de material que demanda una base tecnológica sofisticada y a su vez, es un sector de gran potencial integrador, toda vez que la producción de bienes de mayor valor agregado requiere en gran medida de partes producidas por el mismo sector. Este mismo instituto desagrega el sector en 9 subsectores (Proveedores Corte y plegado de chapa y perfilaríaMatricería; Construcciones y Montajes Metalúrgicos; InstalacionesTermomecánicaZinguería; Muebles, Carpintería Metálica y otros productos terminados; Mecanizados; Fabricación de Máquinas y Equipos; Electromecánica y Servicios Técnicos Industriales; Fundiciones; Insumos metálicos para el transporte).
3. Competitividad
A la hora de abordar la competitividad, dada la complejidad de un entorno globalizado, las características propias del sector de Pymes en países latinoamericanos y las particularidades de economías emergentes, resulta conveniente adoptar modelos o enfoques que trasciendan el accionar de las empresas o Industrias. Lo anterior surge en razón de que no es suficiente con que la firma o sector sea competitivo, si el entorno en el cual se desempeña no ofrece las condiciones apropiadas que le den ventajas sobre sus similares en el resto del mundo.
La organización del sistema productivo a nivel local es uno de los factores que más condiciona al proceso de acumulación de capital (que hoy más que nunca, es acumulación de tecnología y conocimiento), ya que las formas en que se establecen las relaciones entre las empresas, los proveedores y los clientes, influye sobre la productividad y competitividad de las economías locales.
La competitividad sistémica es un marco conceptual que distingue dos elementos: la diferenciación entre cuatro niveles analíticos distintos (meta, macro, meso y micro) y la vinculación de elementos pertenecientes a la economía industrial, a la teoría de la innovación y a la sociología industrial, en torno a una política de redes (Esser y col., 1996). Dichos niveles interactúan según se muestra en la Figura 1.
Se muestra entonces la conveniencia de realizar el estudio desde un enfoque de competitividad sistémica, y en particular focalizar el análisis en los niveles microeconómico (en la planta y dentro de las empresas) y mesoeconómico (eficiencia del entorno, mercados de factores, infraestructura física e institucional y, en general, las políticas específicas para la creación de ventajas competitivas), con el fin de buscar una competitividad sostenible en función de los factores que intervienen en el entorno local.
Figura 1: Modelo de competitividad sistémica genérico
(Fuente: Morales RubianoCastellanos Domínguez, 2007)
Se entiende que la noción de competitividad sistémica presenta una visión integral de los factores, actores y relaciones que deben existir para alcanzar una competitividad sostenible.
Frente a los factores mencionados, el municipio aparece en escena como el agente estatal más cercano y con mayores posibilidades de éxito para generar políticas adecuadas que coadyuven a la implantación de la competitividad sistémica local. Esta idea “parte de la observación de que el territorio actúa como continente de infraestructura productiva, habilidades organizacionales, tecnologías de producción que determinan sus costos y calidad, capacidad de adaptación frente a modificaciones en la demanda o en la condiciones de competencia inter firmas, capacidad de coordinación de las actividades entre las firmas y con las del gobierno y otras instituciones”, etc. (Tkachuk, s/f).
A modo de resumir el concepto de los niveles de competitividad sistémica que se abordarán, puede decirse que en el nivel microeconómico se trata de introducir los cambios tecnológicos factibles y necesarios para repotenciar el aparato productivo local; en tanto, en el nivel de la mesoeconomía territorial se trata de impulsar un entorno innovador para el fomento empresarial, lo que implica desarrollar toda una institucionalidad local que pueda acometer ese desafío (Silva Lira, 2005). Como dice Carrillo –Plascencia (2008) lo novedoso en la búsqueda de modelos que permitan elevar la competitividad es que el entorno, en el nuevo paradigma, dejó “de ser contexto para convertirse en texto”, lo cual representa un enorme reto para los gobiernos latinoamericanos.
4. Metodología
Para realizar la investigación a nivel micro, y ante la falta de un censo industrial que proveyera de información actualizada sobre las empresas metalmecánicas radicadas en la ciudad, se relevó la información sobre las micro, pequeñas y medianas empresas del sector metalmecánico a partir de la disponible en organismos públicos y privados y del uso de Internet para individualizar empresas. Se constituyó así una base de datos con 105 empresas, que fue la que se tomó para realizar el trabajo de campo.
Si bien en la mayoría de las situaciones el estudio o investigación se realiza sobre una muestra representativa de la población o universo (conjunto de todos los casos que concuerdan con determinadas especificaciones), en este caso se decidió tomar la encuesta a todas las empresas que forman parte de la base consolidada. Esto es así, porque además de las características extrapolables a toda la población que pudieran surgir de una muestra, se tenía interés en la cantidad de empresas dedicadas a cada subsector de actividad dentro del sector metalmecánico de la ciudad y en ausencia de un censo industrial que suministrara esta información, se consideró una estupenda oportunidad para recabar la misma; de esta manera, se podrá diagramar estrategias con una base más sólida en cuanto a los beneficiarios y actores potenciales. Esta decisión encuentra sustento teórico en Hernández Sampieri y col. (2006).
Se diseñó una encuesta estructurada con preguntas cerradas y abiertas, basada en las 7 variables consideradas para la competitividad: Calidad, Producción, Gestión, Recursos Humanos, Seguridad y Ambiente, Innovación, Apertura de Mercado; a su vez, tal como se describe en la Tabla Nº 1, para cada una de las variables se determinó cuales serían las subvariables o factores a tener en cuenta para la cuantificación de una dimensión determinada.
Tabla 1: Dimensiones y subdimensiones para la construcción del indicador
VARIABLE o DIMENSION |
SUB DIMENSIONES |
CALIDAD |
Programas de Gestión de Calidad |
Satisfacción del Cliente |
INNOVACION |
Innovaciones logradas |
Actividades de innovación |
SEGURIDAD Y AMBIENTE |
Programa de gestión ambiental |
Prevención de riesgos |
RECURSOS HUMANOS |
Composición |
Capacitación |
PRODUCCION |
Flexibilidad |
Productividad/planificación de la producción |
Infraestructura |
Logística |
Tecnología |
GESTION |
Gestión de oportunidades |
Gestión administrativa organizacional |
Gestión de mercado |
APERTURA DE MERCADO |
Comercialización de productos/servicios |
Búsqueda de nuevos mercados |
Conocimiento aspectos vinculados a nuevos mercados |
Certificación norma específica de prod/servicio |
El siguiente paso constituyó en generar una herramienta de medición de la competitividad en función de las variables y subvariables. Dado que un indicador sirve para medir algún aspecto de un objeto o fenómeno, corresponde dar forma a la función que combine las siete variables definidas y en ese aspecto, se ha ya establecido que en este campo no resulta recomendable la formulación de modelos estadísticos complejos (aún a pesar de las limitaciones de la información disponible), por las dificultades de operación práctica y de apropiación social de la metodología por parte de los niveles regionales de gestión de la competitividad (Centro de Investigaciones para el Desarrollo, 2002). Por esa razón se adoptó un modelo simple que fácilmente se comprendiera por los distintos actores.
Desde una perspectiva teóricoconceptual, la construcción del indicador de competitividad estratégica significa desarrollar un esquema que permita caracterizar (mediante la estructura de dimensiones, indicadores, subindicadores y variables), y posteriormente operacionalizar (a través de la asignación de ponderaciones), los aspectos considerados más relevantes (PirelaTesta, (2000)).
Esta estructura por niveles de los indicadores ya ha sido adoptada en trabajos sobre competitividad, por ejemplo en PirelaTesta (2000), PirelaAbreu (2005) y Anasagasti (2005).
El primer nivel de desagregación está constituido por las siete dimensiones mencionadas, habiéndose establecido que todas tendrían el mismo peso (peso equitativo) las que, a su vez, estarán constituidas de manera que su máximo valor sea de 100 puntos. De esta manera, se podrá también hacer fáciles análisis comparativos entre las contribuciones de las distintas variables al nivel de competitividad final.El diagrama del árbol de indicadores se muestra en la Figura 2.
Figura 2. Árbol de Indicadores
Se parte entonces de una muy simple relación que nos permita evaluar la competitividad (C), con un valor máximo de 700 puntos, en función de las siete dimensiones mencionadas: Calidad (IC), Innovación (II), Seguridad y Medio Ambiente (ISA), Recursos Humanos (IR), Producción (IP), Gestión (IG) y Apertura de Mercado (IAM), tal como se indica en la ecuación (1).
(1)
Cada variable o dimensión (que como máximo llega a 100 puntos) se desglosa en distintas categorías o subdimensiones; a cada una de éstas se les asignó un valor obedeciendo a la necesidad de priorizar acciones y comportamientos en las organizaciones. |