Madelein Arellano Rodríguez y Teresa Gamboa Cáceres
Los servicios públicos de atención a la salud deben caracterizarse por criterios de calidad, eficiencia, cobertura, equidad y eficiencia; de su prestación dependen vidas humanas y las condiciones de salud adecuadas para una población. La tecnología podrá facilitar en el futuro una mayor accesibilidad, pero la adecuación del sistema de salud para ofrecer servicios oportunos de calidad a toda la población dependerá entre otros factores, de un cambio de paradigma que permita lograr de una forma efectiva la utilización de sistemas basados en información digital.
A este respecto, en la II Cumbre de las Américas, realizada en Santiago de Chile en abril de 1998, los Presidentes firman la Declaración de Santiago y se comprometen a utilizar nuevas tecnologías para mejorar las condiciones de salud de las familias en las Américas, con el apoyo técnico de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), logrando mayores niveles de equidad y de desarrollo sostenible (OPS, 1998a:1).
Establecer la definición de Tecnología en Salud, fue una tarea de la Office of Technology Assessment (OTA) - EE.UU., que la expresa como el conjunto de medicamentos, dispositivos y procedimientos médico-quirúrgicos usados en atención médica, así como los sistemas organizativos y de soporte con los que se presta la atención en salud. Sin embargo, el alcance del concepto «tecnología» debe tener una implicación más allá de los dispositivos y equipos médicos, debe ser entendida como todos aquellos mecanismos y procedimientos que intervienen durante una acción médica, la cual se encuentra apoyada por sistemas organizativos involucrados en el quehacer sanitario (MSC, 2001:3).
Partiendo de la concepción de Tecnologías de Información y Sistemas de Información manejados previamente, cuando se aplican al campo de la salud, ambos conceptos pueden catalogarse dentro de las Tecnologías en Salud, ya que comprenden parte de la plataforma necesaria para la aplicación de sistemas organizativos y de soporte. Se pretende que ambos sean cónsonos, tanto en infraestructura y procesos, como en los requerimientos de información exigidos por los distintos usuarios. Para Cosialls (2000:37-38) el uso inteligente de las TI permite a las organizaciones manejar la información de forma más oportuna, eficiente y eficaz; pero un mayor uso de las TI no permite calificar la información con atributos de oportunidad, eficiencia y eficacia.
A este respecto, es necesario considerar la perspectiva de los entes involucrados en la formulación de política públicas y en la prestación del servicio, en pro de vigilar y controlar que el uso de las TI genere beneficios al sistema, y no implique solo una automatización de procesos obsoletos. Se requiere que el procesamiento y flujo de información agregue valor a la organización y responda a las exigencias de los beneficiarios, quienes demandan cada día: calidad, acceso y equidad.
El Estado deberá desarrollar indicadores para evaluar el sector salud como un todo, así como mecanismos de control acerca de la eficiencia, cobertura, solidaridad, integralidad, equidad y participación, y la contribución de los diferentes actores, de modo que sea posible evaluar su desempeño, compararse entre pares y aprender de la experiencia (CGH, 1999:3-4). La evaluación le dará mayor transparencia a las instituciones y creará un ambiente de competencia para ofrecer un mejor servicio.
Asimismo, será necesario enfrentar la resistencia de los profesionales de la salud a utilizar las nuevas tecnologías de información (hardware, software, telecomunicaciones), que han logrado un alto grado de sofisticación (Madrid y García, 1999:1). Establecer el uso de nuevas tecnologías en el sector salud, ha sido planteado ya en diversos escenarios, sin embargo, el propósito final es ampliar el acceso a la salud (cobertura) por parte del colectivo.
Actualmente se considera que el factor tecnológico podría generar una mayor accesibilidad a la salud. Sin embargo, plantear esta alternativa de innovación y utilización de tecnología en los países de América Latina y el Caribe, conlleva a tener como guía las acciones emprendidas por países desarrollados, además de considerar las exigencias de organismos multilaterales que condicionan el financiamiento de determinados proyectos. Estas exigencias y la satisfacción de los requerimientos de múltiples actores en el desarrollo de un sistema de salud acorde con las necesidades de una determinada población, pueden evidenciar conflictos de intereses que inciden en la opción tecnológica y la naturaleza del sistema. El esfuerzo está enfocado en lograr conciliar los múltiples intereses de los actores que conforman el sistema de salud, las necesidades de la población y la disponibilidad en la prestación de los servicios.
Las tecnologías convergentes permiten la posibilidad de desarrollar información de salud y su difusión en red, esencial tanto para el beneficiario del servicio como para el profesional de la salud, que buscan una integración de la información con miras a mejorar la calidad del servicio y su accesibilidad. No es menos cierto, que este logro dependerá de la utilización de metodologías y técnicas adecuadas en la formulación del modelo, de modo que responda a las necesidades de los actores involucrados, intentando alinear las metas particulares y conformarlas hacia la atención del colectivo.
Sin embargo, cuando se hacen requerimientos de inversión sobre sistemas de información, se entiende su valor como intangible, se desconoce la retribución y frecuentemente se precisa que debe generar beneficios, pero se dificulta su medición. Es por ello, que Gates (1999:439) hace referencia a la inversión en informática y plantea que el sector sanitario no ha invertido más de un 2 o 3 por ciento de sus beneficios en tecnología, y lo compara con el 15 por ciento que gasta, por ejemplo, la banca. Afirma que aunque la salud es un sector de alta tecnología, ésta se ha aplicado, por ejemplo, a la adquisición de sistemas de diagnóstico, los cuales son considerados como una solución aislada y no incorporan el flujo de información.
Así mismo, Sciaraffia (2001:77) opina que en EE.UU. la inversión en tecnología del Sector Salud representa en promedio el 5% del total de ingresos de los Hospitales o Clínicas; mientras el gasto de Latinoamérica alcanza sólo a un 0.6%. Este autor plantea que según algunos estudios, el área de salud es 70% información intensiva6, de allí la importancia de conformar sistemas organizativos y de soporte para la atención en salud, que comprendan el flujo de información suficiente para elevar la calidad de los servicios, el acceso y evaluar la gestión de las instituciones prestadoras de los servicios de salud.
Una herramienta de las nuevas tecnologías que incrementa la accesibilidad a la información y comunicación en todos los campos y específicamente en salud es Internet, la cual se ha calificado como una superautopista de la información, nombre que sintetiza la expresión sistema de comunicaciones digitales de alta velocidad, que puede manejar datos de computador como también señales de televisión y teléfono (Hasty y Reardon, 1998:583), es decir, enormes cantidades de texto, sonido, imágenes y video dentro y fuera de los hogares, negocios, fábricas, hospitales, centros educativos, y oficinas gubernamentales; esta red pública e interconectada disponible para todos, es el medio que permitirá a todos los computadores del mundo comunicarse entre sí (Tapscott,1997:12).
La promesa de Internet es reducir los costes de infraestructura; mejorar la estandarización y, particularmente según lo obliga la legislación, desarrollar protocolos y barreras para asegurar la confidencialidad de los datos clínicos; la investigación continúa demostrando la utilidad de los sistemas de información en la gestión sanitaria a todos sus niveles (Madrid y García, 1999: 1). Es preciso acotar que, la presencia de estas herramientas no será suficiente, la Internet propicia la estandarización pero el esfuerzo en las entidades sanitarias es hacia la estructura y compatibilidad de los datos clínicos y administrativos en todos los sistemas de información utilizados en el país, y finalmente en el mundo.
Cabe destacar, que el proyecto más importante del National Information Infrastructure Testbed (NIIT), estaba referido al uso de Internet con miras a lograr avances significativos en el sector salud. La NIIT es un consorcio privado orientado hacia la industria, que realiza pruebas sobre la manera como las grandes corporaciones y otras instituciones pueden lograr ventaja competitiva utilizando tecnologías de Internet. En septiembre de 1994, se realizó una prueba utilizando servicios de satélite y terrestres ATM (Modo de Transferencia Asíncrona-alta velocidad y uso óptimo de la capacidad de transmisión), y se creó una “sala de emergencia” simulando un escenario de telemedicina..., lo cual permitió que una persona herida en un accidente automovilístico del área rural de California, fuese atendida por médicos de Los Ángeles. El proceso comenzó cuando los médicos utilizaron tarjetas “inteligentes” para tener acceso a registros médicos e imágenes radiológicas almacenados en diferentes lugares y en distintos formatos. Luego se conectaban en consultas de video tridimensional y presentaban imágenes del pecho y la cavidad abdominal de la víctima, generadas en tiempo real con un supercomputador Cray T3D suministrado por la NASA. Esta demostración produjo inquietud en el sector salud por ser la primera red total de telemedicina que integraba servicios terrestres ATM con servicios satelitales (Tapscott, 1999:260-263).
Sin duda Internet representa la más efectiva y económica herramienta hacia la interconexión mundial, que permite la comunicación en tiempo real de voz, video y datos. Sin embargo, el resto de las tecnologías deben ser usadas para consolidarla como una herramienta segura y descartar algunos problemas relacionados con criterios de confidencialidad, confiabilidad y responsabilidades referidas a la atención en salud.
En esta perspectiva Tapscott (1997:14) considera que la interconexión en red del conocimiento puede facilitar una verdadera democracia informática. El cambio en la tecnología ha desplazado los computadores centralizados por la computación en red, aunque cada computador tiene su autonomía y funciones. Visto en el ámbito político, los gobiernos en vez de basarse en un proceso centralizado para la toma de decisiones, pueden fundamentar sus acciones en la integración en red de la inteligencia de las personas y organizaciones. Esta tendencia requiere que los individuos se involucren en los procesos y logren definir sus verdaderos requerimientos. Se trata de reemplazar un gobierno centralizado por un gobierno en red; y activar nuevos niveles de concientización a escala local, regional, nacional, e incluso internacional.
El desarrollo tecnológico en informática actúa como “capacitador esencial” permitiendo: a) el desarrollo de redes organizacionales y la simplificación de los procesos, porque posibilita su integración gracias a las facilidades de comunicación a distancia y en tiempo real; b) las bases de datos en red, la cuales facilitan el acceso a los datos de manera interactiva, con contenidos organizados de manera lógica y según estándares; c) la existencia de programas sofisticados de diseño y software expertos que permiten a un generalista actuar como especialista en áreas diversas (Hammer y Champy, 1996); y d) la socialización de la información, ampliando el acceso a datos útiles y confiables, que antes estaba restringido a ciertos grupos y personas privilegiadas.
Parte del propósito en la utilización de nuevas tecnologías, es la creación de redes como soporte al servicio de salud, con la perspectiva de ofrecer información para mejorar la calidad de los servicios, permitir el acceso a la salud en escala mundial, fortalecer la prevención y facilitar la auto-atención médica, mantener una vida saludable, entre otros. Sin embargo, aún cuando puedan utilizarse todas las herramientas desarrolladas en la era actual, será necesario garantizar los recursos necesarios para facilitar el acceso a los servicios de Internet para toda la población; lo contrario, representa el riesgo de fortalecer la estratificación social, no solo por nivel de ingresos sino también exclusión socio-cultural de acuerdo al acceso a la información.
Sin duda, uno de los impactos de la incorporación de nuevas tecnologías informáticas en el sector salud, está representado por un número mayor de personas que podrán acceder a servicios de asistencia médica especializada, específicamente a través de la telemedicina como mecanismo que permite acercar la medicina a zonas rurales. Desde otro punto de vista, se potencian las posibilidades de procesar, analizar y disponer de información clave para la gestión en salud.
En función del papel que cumplen las tecnologías de información dentro del sector salud, la OMS y la OPS propusieron y adoptaron la definición del término “informática de salud”, utilizado en la mayoría de los foros científicos e internacionales, que incluye el componente de “telemática” y establece que: “Informática en salud es un término amplio y se utiliza para abarcar la disciplina de rápida evolución que comprende la computación, la creación de redes y las comunicaciones metodología y tecnología para respaldar las áreas vinculadas con la salud, tales como medicina, enfermería, farmacia y odontología” (Rodrigues y otros,1998:9).
Esta definición es restringida en la mención de las “áreas” porque obvia la referencia a los servicios de diagnóstico, tales como bioanálisis e inmunología, así como servicios terapéuticos (respiratorios y de rehabilitación, entre otros), no están incluidos en las disciplinas mencionadas. Además la consideración de “áreas” resulta imprecisa, porque diluye el sentido de servicio. Y finalmente, la informática de salud debe dar respuesta a la multidimensionalidad del proceso salud enfermedad.
Por otra parte, es pertinente acotar que al concepto de SI subyace el concepto de”“informática en salud” y se relaciona con el concepto de TI, por tanto planteamos que la informática en salud utiliza las TI (computación, aplicaciones y redes) para organizar elementos humanos y tecnológicos interdependientes que interactúan entre sí con propósitos específicos, basados en el flujo de información (captura de datos internos y externos, almacenamiento y procesamiento) para generar información que contribuya al control, evaluación, planificación y toma de decisiones por los responsables de niveles gerenciales operativos y estratégicos, así como por clientes o beneficiarios de los sistemas de salud.